Análisis por Marble Arch
Canchita por Maraja
La caída por 2 a 0 ante Rosario, que vuelca el trámite en el cierre cuando la lesión de Carrillo deja a Estudiantes con diez hombres, no debe dejar de lado la alevosa inclinación de cancha por parte de Merlos. Una amonestación tempranera insólita al flojísimo Tobio Burgos por un agarrón intrascendente, todas las chiquitas para el local, el corner no otorgado cuando Quintana al término de la primera mitad tapa el puntín de Carrillo ante un desborde de Medina, la de Benedetti al recuperar en retroceso inventando un manotazo inexistente, tres o cuatro saques de costado sancionados al revés, y los evidentes foules sucesivos a Sosa y a Farías al borde del área en el epílogo.
Contra esa indisimulada mano negra, y acusando el cansancio por la travesía chilena, se enfrentó un equipo que lo aguantó bien en los 45’ iniciales. Una carambola de Santi López desviada en Arzamendia encontrando el cuerpo de Mansilla, y un frentazo alto de Copetti al entrar por atrás, fueron las únicas opciones patentes del dueño de casa.
Pero padeció la tibieza ya reiterada de Tobio Burgos y un Neves por demás errático, amén de los graves problemas de Meza con Santi López por su banda, los de Arzamendia con Giaccone por la opuesta, y los de Facundo Rodríguez-Santi Núñez para adivinar al movedizo Copetti –los anticipó prácticamente siempre-. Sin embargo, a un bombazo elevado de Palacios y a un testazo ancho de Carrillo, les sucedió un envío preciso de derecha de Tiago Palacios –el mejorcito de esa mitad- agarrado por Guido con un cabezazo a la carrera que fue justo a la posición de Fatura Broun, quien la controló entre sus piernas con demasiada fortuna.
Benedetti y Boselli ingresaron en el complemento por los laterales, al rato Sosa por Tobio Burgos, Piovi por Neves, y en una pared con Benedetti, José Ernesto busca el claro por detrás de su marcador, lo ubica a Carrillo, la cruza a la boca del arco y milagrosamente Quintana madruga al 9 cuando se aprestaba a empujarla a la red.
Por un prolongado lapso el León se acercó con peligro, e incluso sendos remates de Palacios y Medina lo posicionaron cerca de abrir el marcador. Allí, Palacios varias veces pecó de individualista, desperdiciando un par de avances. Boselli contagiaba firmeza por su lado, Medina aportaba la pausa necesaria y el duelo estaba para cualquiera, aunque Central sólo amagaba por la zona de un Benedetti muy permeable. Por eso mandaron al campo al colombiano Campaz, para inquietar a Boselli con su reconocida habilidad.
A los 74’, Farías sustituyó al agotado Medina, porque la sensación imperante era la de un triunfo factible. No obstante, con las cinco variantes realizadas, la inoportuna lesión de Carrillo significó un cachetazo espiritual enorme, y una desventaja numérica imposible de sobrellevar. Sin variantes, el tiempo restante con uno menos se iría convirtiendo en una empinada cuesta. Encima, Piovi equivocaba los pases, Tiago no daba más, Sosa alternaba buenas con malas, Ascacíbar también, y el ex Colón en sus gambetas olvidaba el concepto grupal de este deporte. Por su parte, Quintana tomaba la lanza para empujar a la Academia de Fontanarrosa, pues ya no debía preocuparse por el goleador de Magdalena.
Todo parecía empero encaminado hacia los penales. Hasta que una infracción innecesaria de Santi Núñez a Malcorra en el wing izquierdo, tras out-ball indiscutible para la visita cobrado en dirección contraria por el maleante Merlos, decretó el tiro libre ejecutado por el 10 rosarino, un envío combado en el que Piovi mira y Santi Núñez pierde asimismo la marca de Quintana, que la clava abajo con el parietal.
Delirio en el Gigante atestado, 7 minutos de adicional, el Pincha trata de buscar la hazaña y en dicho tramo sucedieron las comentadas faltas a Sosa y Farías ignoradas por el referée. El golpe de gracia, a los 96’, deviene de la citada barrida no sancionada a Farías y lo propina Campaz de contragolpe, metiéndola de volea después de dos notables salvadas consecutivas de Mansilla.
Así culminó la participación albirroja en un certamen que lo pintó de movida a la medida de un serio candidato, para de última, a raíz de un plano inclinado imparable, clasificar angustiosamente para esta instancia. La derrota ante un invicto en su reducto, luego del gran esfuerzo trasandino, tiene dicho atenuante y el del párrafo inaugural del comentario. Algunos rendimientos individuales muy pobres completaron el combo, entonces el resultado terminó premiando a un Canalla más fresco y reposado. Quedan la Libertadores y la Copa Argentina por delante. E impera llegar lejos en ambas para salvar la ropa con dignidad.
La imagen de Guido llorando en el banco, con el gemelo hecho un garrote, duele tanto como la eliminación. El calendario pasó factura, una vez más. Lo de Merlos, vergonzoso. La pelota parada defensiva continúa siendo el karma del Ciclo Domínguez. Y si el creído once de Holan recién pudo torcerle el brazo al Tetra a partir de la salida de su goleador, no hay nada que reprochar.
Salutti
Mansilla: 7
Meza: 5
Núñez: 4
Facundo Rodríguez: 4
Arzamendia: 3
Medina: 6
Ascacíbar: 5
Neves: 4
Palacios: 6
Tobio Burgos: 3
Carrillo: 6
Boselli: 6
Benedetti: 4
Sosa: 5
Piovi: 4
Farías: 4