Análisis por Marble Arch
Canchita por Maraja
Ya quedaron atrás los penales, la locura y el éxtasis en el Estadio Madre de Ciudades. Salgo caminando entre los últimos hinchas de Estudiantes y están encendidas las flamantes luminarias del Hipódromo 27 de Abril. No hubo carreras este domingo, y mi interpretación burrera lo toma como un homenaje a la décimo tercera estrella del campeón.
En los bares de la ciudad más antigua del país nos volvemos a encontrar con hinchas de Vélez. Como en la noche del sábado, cuando su festejo anticipado era unánime y llamativo. Hubo un hecho gracioso en la Parrilla 1911, dónde un centenar de fanáticos del Fortín cantaban al unísono y golpeaban los platos con sus cubiertos. Un pequeño pincha, de unos 10 ú 11 años, manoteó un salero y empezó a desparramar sal entre las mesas. No se podía creer. Y tras un altercado con algunos velezanos y los padres de la criatura, los invitaron a sentarse en las mesas de la vereda. Ahí apareció el Grande Di Tomasso, el tío de DDT, y con su grito de "Estudián, Estudián" silenció al restaurante. Cuando nos fuimos me acerqué a la mesa del pequeño salador, le dije "te felicito, genio", y ante la mirada de los mayores sólo me respondió "yo soy bilardista". Naturalmente, con la fuerza del ADN o la predestinación de una metáfora. Ahí mismo supe con absoluta certeza que todo iba a estar bien.
Del partido, un primer tiempo similar al padecido con Boca, porque los de Liniers aprovechaban la banda izquierda para lastimar una y otra vez gracias a un Thiago Fernández imparable para Mancuso. Y el León sólo encontraba la pelota en la clase de Sosa o en la voluntad de Cetré, mientras Enzo Pérez, Ascacíbar y Palacios lucían demasiado imprecisos. El travesaño salvó a Mansilla ante un bombazo de Ordóñez. Y se contarían a través de esa etapa varios cierres providenciales de Llollo, Zaid y Enzo debajo del arco en desbordes punzantes del citado extremo rival. Pero a los 14", en un corner generado por Sosa y jugado rápido por Cetré en el vértice izquierdo para el crack de Carcarañá, éste alarga para el mismo Cetré, quien ubica a Mancuso en la puerta de la medialuna tirando a la posición de 8, el lateral la acomoda y saca un bombazo cruzado al segundo palo, inalcanzable para Marchiori. La cancha se caía, y aunque la ventaja retempló al Tetra, el ímpetu juvenil de los de Liniers seguiría intentando de la mano de Aquino, Ordóñez y Bouzat, siempre volcando el juego hacia la banda de Thiago Fernández, un verdadero problema sin solución.
Vélez no merecía irse perdiendo al vestuario, y en el complemento, de movida, Zuqui reemplazó a Sosa en variante seguramente pensada desde lo físico, pues Palacios había sido lo más flojito. Antes de rodar el esférico, los veintidós jugadores formaron en el círculo y se solicitó un minuto de silencio por la muerte de César Luis Menotti. Fumador empedernido, el "Flaco" edificó su escuela sobre la orilla ideológica opuesta a la nuestra, jugó con Pelé, dirigió, fue Campeón Mundial, formó, recomendó a Scaloni para la Selección y dejó su huella.
Y a los 59', en apenas cinco minutos cambiaría la historia. Codazo del central Damián Fernández a Cetré, segunda amarilla y afuera. A los 62', Mammana y el chico Alejo Sarco por Elías Gómez y el uruguayo Vecino en la V azulada, que mete un full-back por un marcador de punta. A los 63', pérdida alta e innecesaria de Zuqui, réplica velezana rápida, lo buscan a Sarco a espaldas de Benedetti, y en su primer contacto con el balón, el chico amaga, se hamaca, se aleja un tanto para encontrar el perfil y saca un zurdazo seco que se desvía en Llollo, descoloca a Mansilla, pasa entre una maraña de piernas y entra a los saltitos contra el caño derecho.
Para colmo de males, en otro contragolpe fortinero, un bochazo largo de nuevo por detrás de Benedetti lo obliga a infracción de último hombre, pisando el área. Cartón colorado para Gastón -de pálida tarea-, diez contra diez, y el tiro libre consecuente ejecutado con un guante por Aquino roza el caño de Mansilla, tras inflar el lado externo de la red se amansa en los carteles, la parcialidad de Villa Luro grita el gol y a quienes estábamos en las plateas se nos paraliza el corazón.
Previo al alargue, Correa por Carrillo, Eric Meza por Palacios y Piatti por Enzo Pérez; la proverbial entrega de Guido careció de opciones, el sacrificio de Palacios para ajustarle la marca a Thiago Fernández le quitó energías en esos segundos 45', y Enzo terminó extenuado, acusando la infernal seguidilla.
Y un suplementario que mostró la jerarquía de equipo de Estudiantes de La Plata, porque lo quiso ganar aun sin reservas físicas, fue inteligente de la mano de Ascacíbar y Piatti, conmovedor en la figura de Cetré encarando en una pata y en la cueva contó, además de un Zaid firme, con un Luciano Llollo imperial; le faltó Correa, quien en un par de ocasiones pecó de individualista. Y Vélez, a despecho de un disparo ancho del inquitante Sarco y de un desborde del ingresado Lenny Lobato, se refugió en la retaguardia, aguantó el empate y apostó a la tortura psíquica de los doce pasos, sin lugar a dudas el peor trance de sufrimiento para cualquier futbolero.
En la serie, Matías Mansilla atajó tres para calzarse la capa de héroe una vez más, ahora con la frutilla del postre con forma de campeonato. Cuando Vélez mete y Mancuso erra, el arquero nacido en Los Juríes lee el machete, va hacia la valla, mira a sus compañeros y con las manos abiertas, bajando sus antebrazos, les hace un elocuente gesto de "tranquilos, tranquilos" con infinita convicción. El resto es conocido, no obstante el infartante match-point desperdiciado por Ascacíbar que sellaba el 3/3 luego de cinco por bando. Al toque, Mansilla adivina al gurí Álvaro Montoro, Zuqui la acomoda con categoría, y a cobrar.
La Voz del Estadio, con música estruendosa, evitó el "Chiqui Tapia botón" que ya había atronado a las tres de la tarde en los cuatro costados del recinto. Los jugadores festejando con la hinchada, Cetré envuelto en la bandera colombiana, Zaid junto a su abuelito, Mansilla abrazado con su familia al pie de la platea, "Chiche" Altamirano pegadito a Sosa al levantar la copa, los fuegos artificiales, las lágrimas de todos en un atardecer de voraz tensión, el "baño" al Barba Domínguez, Enzo en andas, el "lalalalalalalá" a Zuqui, la emoción de Mancuso, Guido y Llollo, Manyoma quitándose los botines para regalarle sus medias a un niño, y Correa con el micrófono dirigiendo los cantos de la tribuna.
De golpe, en medio de la fiesta, una canción inmemorial de raíz albirroja vuelve a hacerse carne lejos de casa. Acá en Santiago del Estero, a la vera del Puente Carretero. Como en el '67 en el Viejo Gasómetro, el '68 en el Centenario de Montevideo y en Old Trafford, el '69 y el '70 de nuevo en el Centenario, el '82 en el Chateau, el '83 en Avellaneda, el 2006 en Vélez, el 2009 en el Mineirao, el 2010 en Quilmes y el 2023 en Lanús: "SÍ SÍ SEÑORES, YO SOY DEL PINCHA, YO SOY DEL PINCHA, DE CORAZÓN, PORQUE ESTE AÑO, DESDE LA PLATA, DESDE LA PLATA, SALIÓ EL NUEVO CAMPEÓN".
Salutti
Mansilla: 10 🏆🥇
Mancuso: 5
Llollo: 9
Zaid Romero: 7
Benedetti: 4
Sosa: 6
Enzo Pérez: 5
Ascacíbar: 6
Palacios: 5
Carrillo: 6
Cetré: 8🥈
Zuqui: 6
Correa: 5
Meza: 5
Piatti: 6