Por Marble Arch
De pibe la romp铆a en los potreros capitalinos, y tuvo asidero en River Plate, donde la hist贸rica envergadura del Beto Alonso lo priv贸 de lucir la 10. Era el suplente de Pel茅, y con su enorme calidad a cuestas cruz贸 el Atl谩ntico hacia el Sheffield brit谩nico, para pasar en 1980 al Leeds United.
Hasta all铆 fue al a帽o siguiente el Narig贸n, y mediante un ardid se trajo a Alejandro Sabella con el aval de Gerardo Correbo para integrarlo a un mediocampo de excepci贸n al lado de Mandrake Trobbiani, Miguel Russo y el Bocha Ponce, ridiculizando a los tristes detractores escudados en el latiguillo del "antif煤tbol".
La descosi贸 en Estudiantes con el mote de "Pachorra" y una agilidad mental de ajedrecista. En su zurda la llevaba atada, aquella hist贸rica remontada hasta el 3 a 3 contra Gremio lo tuvo como eje y abanderado, ya era 铆dolo por el bicampeonato 81-82, y el cuadro de Porto Alegre, donde brillaba Renato, lo llev贸 para sus filas en las temporadas 85-86.
Pase贸 su f煤tbol a cuentagotas por el Brasileirao debido a algunas lesiones, volvi贸 al Le贸n en 1986, jug贸 m谩s tarde en Ferro y en 1989 colg贸 los botines en el Irapuato mexicano, despu茅s de haber regado cientos de canchas con su singular habilidad de paso cansino, casi chueco y chaplinesco, pero por cierto indescifrable.
Ayud贸 a Daniel Passarella en River, en la Selecci贸n, y cuando en 2009 se puso el buzo de DT del club que amaba lo condujo con camperita marr贸n a su cuarta Copa Libertadores de Am茅rica en una noche alucin贸gena del Mineir茫o que emociona con s贸lo recordarla.
A pesar de la apretada derrota contra el mejor Barcelona de la historia en la Final del Mundial de Clubes, la impronta de Alejandro Magno qued贸 impregnada en la piel pincharrata y le abri贸 las puertas a la Selecci贸n Argentina. Y el plac茅 de Alemania en Brasil 2014 enalteci贸 el palmar茅s de su cuerpo t茅cnico, conformado por Juli谩n Camino, Alejandro Sabella y el Profe Pablo Blanco.
Los problemas de salud fueron minando posteriormente las reservas f铆sicas del Maestro, aunque nunca su claridad conceptual ni su conciencia de compromiso social con los necesitados.
Escucharlo hablar era tan placentero como verlo jugar, incluso ya de grande en la principal del Country. Se prend铆a con Sosa, Enzo, la Brujita, el Chino, mostraba su clase intacta y les ense帽aba el arte de la pausa.
Muri贸 Sabella. El que aparecer谩 por siempre en los murales de City Bell, en los gritos de la gente, en los recovecos de Uno y en las banderas de la hinchada junto a Osvaldo Zubeld铆a y a Carlos Salvador Bilardo, en esa imperecedera trilog铆a de profesor, disc铆pulo y alumno tan se帽era de la forma pincha de ser.
Parti贸 el hombre. Y nos deja el inmenso legado de su m铆stica. Un diamante en bruto para ser trasmitido, por c谩bala o costumbre, de generaci贸n en generaci贸n.
Pablo