Una bomba de estruendo, ni bien comenzado el partido, aturd铆a a Luchetti. Dominio territorial de Estudiantes, visible actitud de todos, y en la primera llegada a fondo de Banfield, un error compartido de R茅 e Iberbia, a la salida de un saque de banda, deriva en el centro atr谩s que Ro-Ro L贸pez se sirve para mandarla mansita al fondo, empuj谩ndola debajo del arco.
Y enseguida cae la segunda bomba, noqueando al arquero del “Taladro” y volte谩ndolo en el piso. Los jugadores del Le贸n se acercan al alambrado, tratando de calmar a los exaltados trepados al tejido. Ver贸n, la Gata y Boselli a los insultos limpios con los “hinchas” responsables de la agresi贸n, los mismos que una noche arrojaron aquellas fat铆dicas bengalas, una de las cuales desvi贸 la pelota hacia la red para eliminar al Grande.
De golpe, buscando acaso el amparo del resto de los espectadores, comienzan a pedirles a los dirigentes “por el estadio” de 1 y 57. No tienen eco, quedan al rid铆culo, y averg眉enzan a la instituci贸n. No obstante, siguen saltando, obnubilados por su haza帽a. De pseudos-malos en barra. Se trata de asesinos en potencia, para quienes el f煤tbol es un negocio donde pueden canalizar la violencia y desarrollar una ilusoria sensaci贸n de poder.
Un clima rar铆simo. El “Laucha” que no se recupera, la polic铆a no ofrece garant铆as y el 谩rbitro que suspende el “espect谩culo” con s贸lo 13 minutos disputados. Una imagen lo dice todo cuando el “no va m谩s” es cosa juzgada: el aplauso ir贸nico de la Brujita al grupo de energ煤menos adue帽ados del centro bajo de la cabecera norte. ¿A qu茅 agrupaci贸n pertenecen? ¿O a qu茅 banda de cobardes? ¿Cu谩l fue el rol de los directivos?
Y un mont贸n de interrogantes para revelar, porque lo sucedido no es casual, y ac谩 se advierte a las claras que hay heridas abiertas, acaso por kioscos cerrados. Se habla de casi 250 hinchas que no pudieron ingresar a Quilmes por el derecho de admisi贸n, y los bombazos habr铆an sido la vendetta. Muy bonito, si podr铆an haber matado a un futbolista o dejarlo sin un ojo… como si nada, porque estos sujetos no tienen concepto del valor de la vida humana. La desprecian, pues ellos son despreciables.
Una ha ido a todos lados a ver al Pincha, y le ha tocado presenciar situaciones violentas “de las viejas”, donde la brava se agarraba a trompazos limpios con la fracci贸n rival por las banderas, o por el honor. Esto es otra cosa, justamente opuesta a cualquier forma de valent铆a, sin 谩nimo de hacer una apolog铆a de la antigua variante. Son corajudos para empujar a las mujeres, a los pibes y a la gente sola con el fin de copar un lugar de la tribuna; si alguien salta, le pegan entre 20. Sin embargo, en el mano a mano eventual de la calle, arrugan contra cualquiera.
No extra帽ar铆a que JSV diga basta esta noche. Seguro no lo har谩, por respeto a los miles y miles de HINCHAS GENUINOS, que no gozan de privilegios, pagan su cuota societaria, viajan cientos de kil贸metros y son sometidos a cacheos indignantes de las fuerzas de seguridad, 茅sas que permiten a los violentos el acceso con pirotecnia pesada, cuchillos, navajas o fierros.
Esta tarde hubo connivencia policial. La novela jurisdiccional viene de lejos, desde aquellas presentaciones del gobierno de Filipassss por las quejas permanentes de filiales y p煤blico en general por el maltrato de la Departamental Quilmes.
Y al cabo, un encuentro de f煤tbol termina convirti茅ndose en una de las goleadas m谩s catastr贸ficas de la extraviada historia pincharrata. Que un a帽o atr谩s se tuteaba con la gloria, era imbatible, y so帽aba con un modelo europeo de club. Ahora contin煤a haciendo de local fuera de la ciudad, y en el colmo del absurdo pierde contra si mismo en el apunte inicial del borr贸n y cuenta nueva, doblegado por la penosa imbecilidad de quienes escupen para arriba.
Salutti
Gracias hermano Marble!