Análisis por Marble Arch
Canchita por Maraja
El Pincha dividió honores en su visita a la estancia de Boedo, dentro de un partido que lo mostró bastante superior en la primera etapa y netamente desbordado por el dueño de casa en los 30 minutos ulteriores del encuentro.
El cuadrilátero Enzo-Sosa-Ruso-Altamirano gobernó aquellos 45’ iniciales, con buenas triangulaciones y tempranera apertura de Javier Correa al ganar una pelota alta a los 12’, buscar al vacío tras cederla a Méndez, recibir la devolución justa del uruguayo y pegarle fuerte por entre las piernas del zaguero para cruzar un latigazo inapelable.
Al rato, Correa de media vuelta exige la estirada del Chila Gómez, pero el balón se desvía involuntariamente en la mano de Campi, en penal no ratificado por el siempre extrañísimo VAR. A vuelta de hoja, fulbazo largo de Enzo Pérez, Correa se impone en velocidad, gambetea al arquero y define suave a la red, pero el linesman y después el VAR invalidan una acción muy discutible, pues estaba en la misma línea del último defensor.
Abajo, algunas lagunas del lado de un flojo Eric Meza, dos errores garrafales de Zaid, firmeza en Santi Flores, y correcto nivel de Mancuso, quien casi mete el 2 a 0 al llegar a fondo para usufructuar una elegante cesión aérea de Altamirano. En la única de San Lorenzo, Mansilla desvió por sobre el travesaño un tiro libre bombeado del “Perrito” Barrios.
No obstante, el team de Rubén Darío Insúa desplegaría en el complemento su producción más alentadora del torneo, cuando el ex volante de característica melena tiró toda la carne al asador, con el moreno Herazo y Tarragona para armar el tridente ofensivo junto al paraguayo Bareiro; quien a los 57’ anticipa en el salto a Zaid Romero y cabecea bombeado al ángulo diestro de Mansilla, en bola acompañada por el guardameta aunque muy chiva con el sol de frente.
Ya estaban la sombra de Benedetti reemplazando a Meza, y Fede Fernández por Altamirano para armar línea de cinco en respuesta a la invasión de atacantes. Ello, sin embargo, significó regalar el eje dentro de las importantes dimensiones del rectángulo azulgrana.
Al toque del empate, fierrazo de Irala devuelto por el travesaño, pegadita nomás esa volea de Bareiro rozando virtualmente el caño izquierdo. Y una chance patente dilapidada en el arco de enfrente por Mauro Méndez, que liga solito un rebote fortuito en la medialuna, en lugar de patear elige eludir al golero y al no ser naturalmente ágil es barrido por Hernández. Hubo otra de Enzo Pérez, dribleando hasta el área en gran jugada y nublándose al intentar otra finta innecesaria, con Mancuso libre a su derecha pidiéndole la habilitación.
A los 64’, Zuqui y Thiago Palacios sustituyeron a Enzo Pérez y a Méndez, enseguida el colombiano Cetré a Sosa, y entonces Estudiantes perdió todo el protagonismo, porque sin la jerarquía de sus dos mejores hombres para circular, fueron enteramente del local los espacios, la tenencia y las posibilidades de desnivelar fueron enteramente del local hasta el final. Un buscapié de Tarragona que de milagro no empujó nadie, y un frentazo de Bareiro en la base del poste tras ser golpeado Mansilla en el aire por Zaid Romero al querer descolgar, resultaron las más claras. La entereza del pibe Flores y la entrega de Ascacíbar contrastaban con la ineficacia del resto, con Cetré enviando centros a la tribuna, Palacios engolosinado en un individualismo inocuo, Benedetti pasado como poste por su banda, Mancuso con algunos errores no forzados, y Correa extenuado de tirar diagonales.
Al cierre, dos corners de Zuqui ejecutados casi al ras del piso, con Zaid, Fede Fernández y Flores a la espera. Y la sensación, al cabo, que el equipo careció de respuestas tácticas para contener el vendaval, de virtudes técnicas para desequilibrar en el mano a mano y de reservas físicas para imponer la suela, favoreciendo con las variantes el crecimiento desmesurado de su rival.
San Lorenzo se jugaba la vida ante su gente, en un estadio colmado. Y en el vestuario del entretiempo estuvo la clave de la igualdad, porque Insúa interpretó la sensación imperante, planteó la estrategia adecuada para enderezar el rumbo torcido y madrugó a Domínguez. Por el contrario, los cambios del Barba no estuvieron a la altura del trance, salvo Zuqui a pesar de los citados tiros de esquina, y la elocuente inclinación de la cancha por parte del Cuervo en el epílogo terminó calificando al 1 a 1 de puntazo para el León.
Salutti
Mansilla: 6
Mancuso: 5
Zaid Romero: 4
Flores: 6
Meza: 4
Altamirano: 5
Enzo Pérez: 6
Ascacíbar: 7
Sosa: 6
Correa: 6
Méndez: 4
Fede Fernández: 5
Benedetti: 3
Zuqui: 5½
Thiago Palacios: 4
Cetré: 4