Cuatro palabras podr铆an definir este ap谩tico presente: el equipo no contagia. Se palpa en los huecos de las tribunas, en el delgado o gris谩ceo conformismo de la gente, en profesar la fe por los colores sin saber muy bien, futbol铆sticamente hablando, en qu茅 se basa esa fe.
Col贸n vino a no perder y lo consigui贸. El albirrojo, urgido por triunfar de local, no supo c贸mo hacerlo a pesar de su contundente porcentaje de posesi贸n. Pero pec贸 de parsimonioso, abus贸 del juego hacia atr谩s, de un cansino volver a empezar que pas贸 infinidad de veces por los pies de Navarro para terminar con un pelotazo largo a dividir. Entonces, el abuso del concepto acabo por ahogarlo en sus evidentes limitaciones. S贸lo disimuladas por la prodigalidad de Jara, quien arranca jugando de lateral por derecha y encabeza ataques en posici贸n de diez; o por el empuje de un Aguirregaray que no es amigo de rifarla y por eso arriesga, hasta convertirse en figura porque parece jugar cada partido como si fuese una final, y al cabo es el 煤nico en probar con peligro de larga distancia; o por los arranques del petiso Acosta, comprometido con la creaci贸n no obstante haber perdido muchas, en una actuaci贸n cuyo puntaje se eleva al recordar esa del primer tiempo donde, en su 谩rea, se manda un cierre salvador para evitar la conquista sabalera.
Nulo peso ofensivo de Cerutti, demasiado morf贸n, haciendo por lo general una de m谩s para no resolver casi ninguna bien. Intermitente el doble cinco, acaso innecesario para un encuentro que ameritaba otro dibujo, con Gil devenido en pasador de balones hacia su izquierda, para Cerutti o Aguirregaray –ambos con la cancha cambiada…-, y Gil Romero en un menor a mayor apenas aceptable. Auzqui con su aporte habitual, de ganas, barullo e intrascendencia en partes iguales. Carrillo tan desnutrido de chances que por momentos se muestra presa del des谩nimo. Y una excesiva demora en variantes discutibles, pues era Barbona y no S谩nchez Mi帽o por Gil, era Vera por Auzqui y no por Acosta, y la 煤ltima, en el mismo sentido, hubiese sido S谩nchez Mi帽o por Cerutti.
Es que abajo el Pincha no pas贸 sobresaltos, gracias a la mejor producci贸n de Dom铆nguez en el Le贸n –se le fue apenitas ancha la m谩s clara de los 45’ iniciales, en un corner pasado que mata de pecho y revienta de zurda besando el poste-, y al oficio de Des谩bato para sobreponerse a su lentitud en recuperar terreno cuando est谩 adelantado y se la tiran a sus espaldas. Tampoco se comprende que S谩nchez Mi帽o ingresa para ir a a buscarla en posici贸n de central y se la ceda al Chavo para que 茅ste transporte en rol de volante, con los papeles invertidos. El ex Boca deber铆a pesar de tres cuarto de cancha para arriba: ese tiki-tiki abajo, improductivo en su excesiva lateralizaci贸n, reiterativo, permite el f谩cil acomodamiento del rival y le quita posibilidades al avance ya desde su comienzo.
Entonces, con semejante panorama, las llegadas apremiadas por las bandas, nunca vac铆as para quebrar la l铆nea adversaria, desembocaron en centros exigidos, defectuosos, pasados o cortitos. En las pelotas quietas, el lungo Conti se cans贸 de anticipar. Y Estudiantes, maniatado por su falta de verticalidad, por una disposici贸n estrat茅gica altamente previsible, se fue a los vestuarios con una mueca elocuente de conjunto discordante, que aun ganando indiscutiblemente la tenencia, atac贸 sin generar riesgo.
Claro, carece de talento para desnivelar, y tambi茅n de recursos para suplir su ausencia. Por eso navega a media agua, en los l铆mites marcados por su propia vara.
Col贸n vino a no perder y lo consigui贸. El albirrojo, urgido por triunfar de local, no supo c贸mo hacerlo a pesar de su contundente porcentaje de posesi贸n. Pero pec贸 de parsimonioso, abus贸 del juego hacia atr谩s, de un cansino volver a empezar que pas贸 infinidad de veces por los pies de Navarro para terminar con un pelotazo largo a dividir. Entonces, el abuso del concepto acabo por ahogarlo en sus evidentes limitaciones. S贸lo disimuladas por la prodigalidad de Jara, quien arranca jugando de lateral por derecha y encabeza ataques en posici贸n de diez; o por el empuje de un Aguirregaray que no es amigo de rifarla y por eso arriesga, hasta convertirse en figura porque parece jugar cada partido como si fuese una final, y al cabo es el 煤nico en probar con peligro de larga distancia; o por los arranques del petiso Acosta, comprometido con la creaci贸n no obstante haber perdido muchas, en una actuaci贸n cuyo puntaje se eleva al recordar esa del primer tiempo donde, en su 谩rea, se manda un cierre salvador para evitar la conquista sabalera.
Nulo peso ofensivo de Cerutti, demasiado morf贸n, haciendo por lo general una de m谩s para no resolver casi ninguna bien. Intermitente el doble cinco, acaso innecesario para un encuentro que ameritaba otro dibujo, con Gil devenido en pasador de balones hacia su izquierda, para Cerutti o Aguirregaray –ambos con la cancha cambiada…-, y Gil Romero en un menor a mayor apenas aceptable. Auzqui con su aporte habitual, de ganas, barullo e intrascendencia en partes iguales. Carrillo tan desnutrido de chances que por momentos se muestra presa del des谩nimo. Y una excesiva demora en variantes discutibles, pues era Barbona y no S谩nchez Mi帽o por Gil, era Vera por Auzqui y no por Acosta, y la 煤ltima, en el mismo sentido, hubiese sido S谩nchez Mi帽o por Cerutti.
Es que abajo el Pincha no pas贸 sobresaltos, gracias a la mejor producci贸n de Dom铆nguez en el Le贸n –se le fue apenitas ancha la m谩s clara de los 45’ iniciales, en un corner pasado que mata de pecho y revienta de zurda besando el poste-, y al oficio de Des谩bato para sobreponerse a su lentitud en recuperar terreno cuando est谩 adelantado y se la tiran a sus espaldas. Tampoco se comprende que S谩nchez Mi帽o ingresa para ir a a buscarla en posici贸n de central y se la ceda al Chavo para que 茅ste transporte en rol de volante, con los papeles invertidos. El ex Boca deber铆a pesar de tres cuarto de cancha para arriba: ese tiki-tiki abajo, improductivo en su excesiva lateralizaci贸n, reiterativo, permite el f谩cil acomodamiento del rival y le quita posibilidades al avance ya desde su comienzo.
Entonces, con semejante panorama, las llegadas apremiadas por las bandas, nunca vac铆as para quebrar la l铆nea adversaria, desembocaron en centros exigidos, defectuosos, pasados o cortitos. En las pelotas quietas, el lungo Conti se cans贸 de anticipar. Y Estudiantes, maniatado por su falta de verticalidad, por una disposici贸n estrat茅gica altamente previsible, se fue a los vestuarios con una mueca elocuente de conjunto discordante, que aun ganando indiscutiblemente la tenencia, atac贸 sin generar riesgo.
Claro, carece de talento para desnivelar, y tambi茅n de recursos para suplir su ausencia. Por eso navega a media agua, en los l铆mites marcados por su propia vara.
Salutti
Puntajes
Navarro: 5
Jara: 6
Dom铆nguez: 6
Des谩bato: 5
Aguirregary: 7
Auzqui: 4
Gil: 5
Gil Romero: 5
Acosta: 6
Carrillo: 5
Cerutti: 4
S谩nchez Mi帽o: 3
Vera: 4