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🇦🇹 Sin arquero y sin alma, cayó ante la mafia de AFA 🇦🇹
— Por Estudiantes (@Por_Estudiantes) March 28, 2025
Paupérrimo partido del Pincha 👎
El análisis del GRAN MARBLE ARCH.https://t.co/Ac7xwXCIra pic.twitter.com/xoa2UgtNUg
A 45 años del último partido de Bilardo

En marzo de 2016 cumplirá 77 años, pero antes de su otoño destacó como uno de los entrenadores argentinos que escribió historia grande y, antes, en la flor de la edad, fue futbolista profesional durante doce años: Carlos Salvador Bilardo jugó su último partido el 16 de diciembre de 1970.
En efecto, se cumplen hoy 45 años de la última vez que Bilardo vistió pantalones cortos y la camiseta que más satisfacciones le dio, la de Estudiantes, donde fue una pieza clave en el plantel que ganó el Torneo Metropolitano de 1967, tres copas Libertadores de América (1968/69/70), una Copa Interamericana (1969) y la Copa Intercontinental de 1968, versus Manchester United, en Old Trafford.
Su despedida de las canchas resultó a la medida de sus modos pintorescos, puesto que cuando todo hacía prever que seguiría ligado a Estudiantes una temporada más decidió colgar los botines en medio de un partido con Vélez, en la cancha de Atlanta, por el Torneo Nacional, que concluyó 1-1.
“Iba a patear un tiro libre y en ese momento me di cuenta de que ya no tenía más ganas de jugar” , así narró el polémico Doctor el momento de su adiós de las canchas.
Se había iniciado en las divisiones menores de San Lorenzo de Almagro, donde debutó en Primera durante el campeonato de 1958 (curiosamente en nuestra ciudad, versus Estudiantes, y convirtió el único gol del equipo azulgrana), integró el seleccionado nacional juvenil, constó en el plantel que intervino en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 y, desde 1961 a 1964, fue el wing derecho de Deportivo Español.
Convocado por Osvaldo Zubeldía, que lo convirtió en mediocampista y en una suerte de director técnico dentro de la cancha, Bilardo llegó a Estudiantes en enero de 1965. Con el partido del que hoy se cumplen 45 años completó una trayectoria de 175 presencias y 11 goles.
En el invierno de 1971 volvió a Estudiantes pero no ya como futbolista: una profunda crisis institucional y deportiva había puesto al equipo al borde del descenso a Primera B y bajo el mando del interinato del Doctor en la dirección técnica se sumaron los puntos suficientes para sobrellevar la tormenta.
En condición de DT cumplió otros tres ciclos en el club albirrojo (entre 1973 y 1975, entre 1982 y 1983 y entre 2003 y 2004), el segundo de los cuales coronó con la conquista del Torneo Metropolitano y allanó el camino hacia su llegada a la Selección donde logró lo más destacado de su carrera: el título mundial de México 1986.
2006 / Estudiantes LP Campeón frente a Boca
Algunos decían que “Boca tenía el campeonato comprado”. Es que el Xeneize se había cortado solo en aquel Apertura 2006, orientado por el “Bigotón” La Volpe.
En La Plata, desde el trabajo a conciencia y con un entonces Diego Simeone novado en la dirección técnica, éste le decía a quien quería oír: "El que no cree, que no venga". La ilusión crecía y así fue que al final terminaron iguales en el primer luego Boca (con Guillermo y Palermo) y Estudiantes (con Verón y Calderón).
Fue un 13 de diciembre de 2006 cuando la AFA mandó a jugar a Vélez Sarsfield el desempate. Fue un martes, tan soleado como hoy. Y el Pincha logró el cuarto título de su historia en los torneos domésticos (después de aquel lejano de 1983 con Manera).
Un triunfo 2 a 1 que tuvo que remontar. Porque justamente “El Loco” Palermo a los 4 minutos había abierto el marcador. Antes de que se vaya el primer acto, fueron expulsados Pablo Alvarez del equipo platense y Pablo Ledesma de los boquenses.
Pero el segundo tiempo fue a pedir de los Albirrojos. Primero, a los 19’ un tiro libre de José Sosa que dejó sin chances al paraguayo Aldo Bobadilla. Y a los 35’ un golazo de Mariano Pavone.
Sergio Pezzotta anunció el final y las lágrimas brotaron como un manantial de felicidad de todos, los que estuvieron en Liniers y los que lo vivieron a su manera en cada rincón del país y el mundo.
Noche de sensaciones encontradas
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ESTUDIANTES 4
OLIMPO 0
Por Marble Arch
Paradójicamente, Milito abandona al León después de conseguir, al cabo, el único y último objetivo restante, la clasificación para la próxima Copa Sudamericana. Con anterioridad, y pese a una elevada eficacia general de alrededor del 63%, se despedía del agotador torneo local, de la Copa Argentina por su exclusiva responsabilidad, y de la Libertadores.
Versiones de todo tipo rodearon a un encuentro anecdótico contra el limitadísimo muletto de un diezmado Olimpo. Que al Pincha le cuesta casi una etapa vulnerar, hasta la apertura del marcador tras esa buena combinación entre Auzqui y Sánchez Miño para el centro atrás del ex Boca a la cabeza de la Gata. Pero sólo tres minutos demoler, en el comienzo del complemento, con la andanada de Sánchez Miño y Palito Pereyra liquidada al ratito por la corrida de Cerutti para el 4 a 0 definitivo.
Allí creció la Gata para convertirse en figura, frente a un oponente de enormes carencias técnicas, agobiado en lo físico, extraviado en lo táctico y devastado en la faz espiritual.
Los festejos de cada tanto, en especial del primero, marcaron de manera inequívoca el apego del plantel con el DT saliente. A quien le impusieron un arquero no pedido por él, Mariano Andújar, al punto de obligarlo a incluirlo entre los suplentes. Y a quien habrían amenazado telefónicamente de muerte, invitándolo a dejar de lado ese particular estilo –acaso “antipincha” en la óptica paranoica del fundamentalismo ciego- de salir jugando invariablemente de abajo. De igual modo intimidaron a integrantes de POR ESTUDIANTES, y esto dicho sin ánimo de atar cabos aunque esas paralelas sólo se encuentren en el infinito.
“Estamos tristes. Lo fuimos a hablar con el Chavo para tratar de convencerlo, pero es su modo de sentir, su decisión que está tomada. No entiendo por qué muchos dicen que Gabriel no era de la escuela de Estudiantes, para nosotros todo lo contrario, como técnico y como persona, nos sentimos bárbaro en este semestre, y además acá en Estudiantes hay una manera de hacer las cosas en base a la humildad, al trabajo, a no dejar nada librado al azar, y Gabriel encajaba perfectamente en todo eso”, sentenció la Gata luego del partido, para dejar en claro su pensamiento y el de sus compañeros.
Si se quiere, en los números, Milito se va por la puerta grande, en virtud de un tono altamente positivo en el frío balance estadístico. Así cerró su ciclo. De contrastes indisimulables en el rendimiento. Lleno de dudas gracias a esos vaivenes pendulares que, sin rozar la espectacularidad ni el bodrio, adolecieron del equilibrio o del volumen necesarios para brindarle otro continente a los conceptos. Tal vez reflejando, directa e inconscientemente, algunos rasgos de involución institucional.
Salutti
Puntajes
Navarro: 6
Jara: 5
Schunke: 6
Desábato: 5
Pereyra: 6
Sánchez Miño: 7
Damonte: 6
Gil: 6
Cerutti: 6
La Gata: 8
Auzqui: 5
Domínguez: 5
Barbona: 4
Acosta: 5
Mostró otras ganas y venció

ESTUDIANTES 1
Por Marble Arch
De cara a lograr un cupo para la Copa Sudamericana, el Pincha cosechó un triunfo valioso de la pequeña y siempre complicada cancha de Olimpo. Sin brillar, se fue al descanso ganando, luego de una guapeada de Auzqui y un centro imperfecto de Rosales que encontró ubicada a la Gata en el lugar justo para acomodarla contra el arco desprotegido, y en el complemento justificó la victoria porque con una aceptable cantidad de tenencia desgastó a su rival.
Un adversario pobretón de recursos, pero aguerrido, que complicó en los 25’ iniciales por la habilidad de Cachete Acuña, indescifrable para Palito Pereyra y para el Chavo. No obstante, Schunke tapó muchas falencias, Sánchez Miño se desdobló lo suficiente para la marca y la proyección, y en el centro de la cancha, un atildado Damonte reguló cada balón con criterio para redondear una de sus mejores producciones de los últimos tiempos. En la creación, el petiso Acosta fue de menor a mayor, y acabó siendo importante. Para la Gata, el gol y muy poco más, en tanto Cerutti se iría diluyendo en amagues, pues terminó muy pocas bien y desaprovechó varios contragolpes en los cuales decidió la individual mientras Auzqui picaba vacío por el lado opuesto.
Navarro, a pesar de una salida fallida de la segunda mitad que no desembocó en el empate de milagro, con el cabezazo del hombre de Olimpo errándole a la valla vacía, conjuró las más claras del local. Y al cierre el León pudo aumentar diferencias, porque Barbona entró con ganas, Mendoza puso empuje al ir de 9 decidido, y hubo dos o tres opciones desperdiciadas mientras los bahienses iban sufriendo amarillas y rojas para concluir con nueve en la cancha. Además, dejaron a su equipo diezmado por las inhabilitaciones para el cotejo de revancha, y Estudiantes, en su casa, debería sortear el obstáculo sin sobresaltos.
A la hora del balance, la envergadura de la conquista en condición de huésped prevalece sobre los baches de funcionamiento, palpables en ese toqueteo estéril que hace volver la pelota una y otra vez para permitir el acomodamiento del oponente. Sin embargo, el volumen de juego creció, y allí no habrá que perder de vista la clase de contrincante enfrentado, lleno de limitaciones.
La actitud también fue diferente, producto con seguridad de la autocrítica realizada a puertas cerradas tras el papelón de la semana pasada. Y ese compromiso obliga a abrirle el crédito, una vez más.
Salutti
Puntajes
Navarro: 6
Rosales: 5
Schunke: 6
Desábato: 5
Pereyra: 4
Sánchez Miño: 6
Damonte: 7
Cerutti: 4
Acosta: 6
La Gata: 5
Auzqui: 5
Barbona: 6
Mendoza: 5
Mañana será otro día...
Por Asesté
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El Salvador Carlos Bilardo |
Lo fácil y previsible que es definir este presente de Estudiantes aturde. Nunca nos destacamos por las explicaciones sencillas. De adentro supimos que el secreto era el trabajo, sacrificio, humildad, constancia, astucia, hambre. Pero de afuera, no. Todo era inexplicable. ¿Cómo hacen estos crotos para jugarle de igual a igual al más pintado? Nada; secreto. Hoy somos uno más del montón; de ese enorme grupo de mediocres que se regodean en la paja. Si, en la eterna paja porteña. En crearse un cuentito (el del supuesto juego lindo, por abajo, y otras boludeces por el estilo), y llevarlo a cabo al detalle. Terminamos siendo nada. Un técnico con rulos que parece enojarse en la cancha porque no salen las cosas que seguramente no trabajó en la semana. Tonto, como pocos, nunca se avispa de meter algún cambio de rumbo cuando las cosas no se dan; jamás planteó un partido desde el vamos de modo inteligente, ni hizo jugar a algo al juntadero de jugadores medio pelo que tiene, y que no supo potenciar en equipo. Claro que mucho tiene que ver el Presidente Calvo, elíptico por antonomasia, excelso jugador, pésimo dirigente. Estamos como estamos, y donde nos puso. Un año con el estadio parado, y echándole la culpa de todos los males a los que estuvieron antes -ojo, que tampoco eran un dechado de virtudes-, pero ese cuentito me sabe a, de nuevo, a mediocridad. Efectivamente debo ser uno de los tantos pelotudos que no sabe un carajo de esto, y que la supina ignorancia que me ciega, anula mi comentario. Pero insisto -¿acaso los necios no incurren una y otra vez en el error?-, y sigo. Jugadores que no sienten para nada la historia del club, que vinieron a pasear, y le hicimos una guía completa para que no se pierdan detalle. Ah! además, les pagamos. A pesar de que no se un carajo de esto, he visto unas cuantas finales y partidos decisivos, lo que me ayuda a comparar con cierto criterio. Lo de hoy fue lamentable por donde se lo mire, aunque, nobleza obliga, incuestionablemente esperable. Que Jara esto, que Cerutti aquello, que Sanchez Miño lo otro...Pero en verdad, los errores son siempre los mismos, y esto cansa, porque ¿sólo los vemos los que no sabemos un joraca? Y vuelvo con el estadio, porque toda la parafernalia virtual me tiene un poco podrido. La vida sigue pasando por la realidad -por suerte-, y como esta es la única verdad, lo cierto es que en un año no se hizo nada; y perder todo ese tiempo, Presidente Calvo, es un desperdicio de principiante, mediocre y pusilánime. Pero reitero, Ud. sabe, y yo no. El rulo, debe estar poniendo voz circunspecta para espetar las obviedades de siempre, y los players, dirán que ahora habrá que clasificar a esa copa donde juegan Cachuchense de Pelotas, Iraputá de Puerto Stroesnerr, y Deportivo Pene de Loro Barranquero. Y muchos, contentos. La verdad es que estos tipos, hace 30 años no duraban con su mentira dos partidos. Pero en esta era de la Play, todo es posible, y hasta es probable que se los aplauda y estimule a seguir. Los viejos, y los bien aprendidos, siempre supimos que este no era el camino. Tenemos un maestro afuera, y lo ninguneamos; echamos dirigentes -que tampoco era santo de mi devoción-, por ir a un homenaje a un ex presidente que tuvo que realizarse en el ostracismos. Presidente Calvo, está para otros menesteres, AFA, FIFA, Selecciones, y que se yo que milongas estrambóticas que, desde mi ignorancia, no entiendo. Me parece que extraviamos el rumbo cuando le dimos carta blanca, y eso es malo en cualquier ámbito de cualquier actividad. Quizás reflexione un poco más y me arrepienta algo de todo esto. Pero también aprendí a vivir a Estudiantes con pasión. Me duele el estómago por haber perdido, y más con estos tipos de mierda. Pero bueno, como dijo Red Buttler, mañana será otro día...
21 de noviembre de 2015
El chamuyo tiene patas cortas

ESTUDIANTES L.P. 1
por Marble Arch
Al margen de esos arrestos finales, después de quedar diez contra diez por la expulsión del “Príncipe” Milito y ponerse a tiro del empate por el descuento de Mendoza en la única opción de toda la noche, la producción de Estudiantes en el Cilindro de Avellaneda justifica de manera tajante su eliminación. Y evita la generación de falsas expectativas, porque este equipo, con semejante bagaje de limitaciones estratégicas, tácticas y conceptuales, estaba condenado a una rápida eliminación en la Copa Libertadores.
Cuando a los 22’ ese zapatazo de Marcos Acuña rompía la paridad, frente al TV nos preguntábamos cómo haría el León para igualarlo. Pues, claramente, había viajado a ensuciar el partido, a cortarle verticalidad a Racing, a enfriar el trámite, acaso para apostar sus fichas a un corner, pensando siempre en el cero para el propio arco. El derechazo del volante racinguista –lo miraron todos, e incluso Damonte se metió en la cueva en lugar de salir a cortar…- desmoronó los planes de la visita y desnudó su tremenda impotencia creativa.
Con la Gata moviéndose a 45 metros de Saja, con Auzqui de centrodelantero solitario, con Cerutti de wing sin desborde, y con Sánchez Miño, Gil y Damonte superpuestos en la zona media para lateralizar de manera continua, hilvanar avances resultaba casi una utopía. Aunque antes del descanso, más por quedo académico que por méritos propios, emparejó un tanto las acciones. A regañadientes.
El complemento arranca con la expulsión de Jara por doble amarilla para completar una velada negra del lateral, cuya banda fue una puerta abierta para las escaladas de Acuña. El Petiso Acosta ya había ingresado por Gil, al rato Barbona entraba por la sombra de la Gata, y el 2 a 0 racinguista, tras la enésima llegada a fondo de Acuña para un centro exquisito a la cabeza de Llollo, parecía sellar la velada.
Sin embargo, sobrevendría el 1-2 gracias a Mendoza –sustituía al uruguayo Pereyra en un manotazo de perdido por perdido de Milito-, y enseguida la aludida reacción anímica de los diez minutos ulteriores, donde también se expuso a contragolpes desaprovechados por el local para liquidar la cuestión. E intentó progresar, triangulando con Barbona, Acosta y Sánchez Miño, pero bastante lejos del área rival, para terminar con ollazos intrascendentes tirados de compromiso.
Así el albirrojo dejó escapar un nuevo objetivo de los planteados por la dirigencia y el cuerpo técnico. Una suerte de castigo al sistema que arriesga en cada salida desde el fondo, en vez de hacerlo de tres cuartos de cancha para arriba. Ahí se agotan el verso y las justificaciones en ruedas de prensa, abrumados por los resultados adversos, por las magras cosechas de un Estudiantes defensivamente frágil a inofensivamente inocuo.
“No duele la verdad, lo que no tiene es remedio”. ¿O no será ya la hora de volver a creer en los sagrados preceptos de nuestra religión???
Salutti
P u n t a j e s
Navarro: 3
Jara: 2
Schunke: 3
Desábato: 5
Pereyra: 4
Sánchez Miño: 5
Damonte: 4
Gil: 4
Cerutti: 3
Auzqui: 6
La Gata: 2
Acosta: 5
Barbona: 5
Mendoza: 5
Estudiantes LP 2 / Unión de Santa Fé 0
Gentileza el Raulo
FICHA DEL PARTIDO:
ESTUDIANTES (2)
Estudiantes: Hilario Navarro; Leonardo Jara, Jonathan Schunke, Leandro Desábato y Álvaro Pereyra; Israel Damonte y Leonardo Gil, Carlos Auzqui, Luciano Acosta y Juan Sánchez Miño; y Gastón Fernández. DT: Gabriel Milito.
UNIÓN (0)
Matías Fidel Castro; Santiago Zurbriggen, Rolando García Guerreño, Jonathan Fleita y Marcelo Cardozo; Facundo Affranchino, Gerónimo Lissi, Juan Rivas y Lucas Colitto o Bruno Pittón; Franco Soldano y Matías Gastón Castro o Lucas Gamba. DT: Leonardo Madelón.
ESTADIO: Arsenal de Sarandí.
.
Groundhog Day (sin ofender)
Depooooorrrrtes en el recuerdo....
Gentileza rs2a
Testa, Tatita Brown, "Chavito" Desábato, Tauber, Pepi Zapata, Tecla Farías
Piscuí Agoglia, Pelusita Cardozo, Tano Piersimone, Murciélago Fernández (?) Pinininino Menos!
Se tomó el chopp en un santiamén
Por Marble Arch
Puntajes
Navarro: 5
Jara: 6
Domínguez: 4
Desábato: 5
Pereyra: 6
Damonte: 6
Gil Romero: 4
Auzqui: 8
Sánchez Miño: 7
Cerutti: 6
Lucas Rodríguez: 9
Acosta: 8
Con un cuarto de hora devastador en el arranque del complemento, el Pincha le pintó la cara a Quilmes para endilgarle su primera derrota del ciclo comandado por Sava.
Los 45’ iniciales mostraron, frente a la prolijidad táctica de la visita, una síntesis de las virtudes y defectos del producto Milito resumida en tres palabras sencillitas: posesión sin profundidad. Salvo aquella de Lucas Rodríguez, devuelta por el poste luego de una finta en una baldosa tras el pase generoso de Sánchez Miño.
Para colmo de males, minutos antes del descanso, Seba Domínguez comete un error grosero en una salida y propicia la apertura cervecera de Chirola Romero para desatar un coro de murmullos en el pasaje a los vestuarios.
Ahí el DT mueve el banco, sacando a Gil Romero para meter a Luciano Acosta. Y el petiso, en su tarea más importante en el club, entra con el pie derecho para terminar convirtiéndose en el socio ideal del ascendente Luquitas Rodríguez como pilares de la goleada.
Lo emparda con el empujoncito de Auzqui a un centro defectuoso de Palito Pereyra, y lo pasa a ganar en una ráfaga de 120 segundos cuando Acosta se la pone en el pecho a Cerutti, éste engancha, es derribado en claro penal, el árbitro aplica la ley de la ventaja y el pibe Rodríguez, franco frente al arco, lo rompe al agarrar el fútbol con tremenda precisión.
Esos mazazos demolieron al quilmeño, y al rato, otra vez se luce Acosta al cortarla entrelíneas para la definición exquisita de Auzqui, de primera, suave, con efecto continuado y a tres dedos, en un toque de potrero del impetuoso volante.
Ya Estudiantes se floreaba, y optó por replegarse unos metros para jugarle de contra. Erró un par de réplicas por centímetros, su rival no lo inquietaba, tanto Jara cuanto Sánchez Miño –en especial el ex Boca- se desdoblaban con gravitación, y el poker llega en un avance por la izquierda, de nuevo comandado por Acosta, su cruce alto hacia el sector opuesto para el ingreso libre de Rodríguez, quien encuentra la complicidad en el cierre fallido del arquero, toma el regalito y la pica suave evitando la estirada desesperada del zaguero.
Los diez finales, con el Colo Gil por la figura y Mendoza por Pereyra –variante sobradora elocuente en sí misma- mostraron al León regulando, conservando energías y hasta dándose el lujo de algún coqueteo.
Ojo, puso groggy a su oponente gracias a ese vendaval coronado por tres pepas casi consecutivas. Pero previo al momentáneo empate ya desplegaba una actitud diferente, propia de un equipo enchufado. Y en el sueño aún distante de Copa Libertadores, esa dosis de convicción vale igual que la abultada victoria.
Salutti
Puntajes
Navarro: 5
Jara: 6
Domínguez: 4
Desábato: 5
Pereyra: 6
Damonte: 6
Gil Romero: 4
Auzqui: 8
Sánchez Miño: 7
Cerutti: 6
Lucas Rodríguez: 9
Acosta: 8
Previa SARMIENTO Vs. ESTUDIANTES
ESTUDIANTES de LP.
Hilario Navarro
Leonardo Jara, Sebastián Domínguez, Leandro Desábato, Juan Manuel Sánchez Miño
Gastón Gil Romero, Israel Damonte
Ezequiel Cerutti, Lucas Rodríguez, Carlos Auzqui
Diego Mendoza
DT: Gabriel Milito
ESTADIO: Eva Perón
ÁRBITRO: Fernando Espinoza
HORA: 16.10
TV: QM Noticias
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Diferencia de jerarquía
ESTUDIANTES 0
NEWELL´S 2
por Marble Arch
Lucas Rodríguez: 6
NEWELL´S 2
por Marble Arch
Newell’s se floreó en la noche platense, ofrendándole a su numerosa parcialidad –colmó la cabecera sur- una victoria contundente. Porque sus virtudes fueron potenciadas por las infinitas carencias del local. Porque si bien lo empieza ganando del vestuario con ese frentazo tempranero de Boyé al madrugar una zaga dormida, y se va al descanso 2 a 0 con una obra maestra iniciada por la calidad de Lucas Mugni para el remache de los primos Rodríguez tras un toqueteo de aire rematado en una volea tremenda que entra rozando el travesaño, entre esos dos tantos se encuentra con un compendio del terror llamado Estudiantes de La Plata. Y eso, inesperadamente, le facilita su tarea a alturas insospechadas, pues la complicidad del dueño de casa le abre puertas en cada centímetro del terreno.
Horrores en todas las líneas, pases reiterados al adversario o a la banda lateral, cesiones cortas o demasiado largas, riesgosas complicaciones en cada salida, ninguna idea asociada, imprecisiones permanentes, y apenas un desborde de Auzqui por la izquierda cuyo centro atrás no prospera, o un disparo de Jara de larga distancia en esos 45’ para olvidar pronto.
Uno imagina a Milito hablando en el entretiempo: “Muchachos, por favor, vamos a dársela a los de camiseta roja y blanca a rayas verticales”. Eran las palabras justas, acaso utilizadas por el entrenador para resumir una etapa de intenso terror.
En el complemento, de movida, corrida de Auzqui por la derecha, ingresa al área, lo bajan de atrás y claro penal para descontar. Expectativa e ilusiones en el estadio. Pero Mendoza, tan opaco y timorato como el resto, la revienta al medio del arco para lucimiento del pibe Unsain.
Allí, herido, el León le puso ganas. Visibles, aunque exiguas para cubrir tantas limitaciones. Nada de Acosta, las incongruencias habituales de Damonte agravadas por su rol de único cinco, los enredos caprichosos de Auzqui, la flojera de Mendoza, ciertos arranques del pibe Lucas Rodríguez –reemplazó a Pereyra, yendo Sánchez Miño de tres-, y la entrega de Cerutti tratando de armar juego o tirando diagonales. En uno de esos desbordes, el cabezazo de Azuqui rebota en un zaguero y le queda servida a Acosta, quien no logra definir al ser atorado por el arquero. En otro, en la mejor de Sánchez Miño en toda la velada, llega al fondo y su buscapié a rastrón no es conectado por centímetros por Cerutti. Sobre la hora, un tiro libre del sustituto Barbona desde la medialuna del área también encuentra a un inspirado Unsain para ahogarle el grito de gol.
Claro que de contra, y de habérselo propuesto, la Lepra le llenaba la canasta. El travesaño salvó a Hilario y en dos o tres ocasiones pecaron de lujosos, mientras el Pincha tardaba quince o veinte toques de excesiva lateralización para pisar tres cuarto de cancha y chocar irremediablemente con su propia intrascendencia.
Si una frase sintetiza lo observado, esa frase es diferencia de jerarquía. La de Maxi Rodríguez, Mugni, el pibe Boyé, el joven Denis Rodríguez, Tonso, amén del desperdicio del Gato Formica en el banco. La pelota no les rebota, la controlan. Los pases van al pie, no al rival. Ocupan lugares con inteligencia, no se superponen. Pican vacíos, no sin sentido. Además corren menos que su oponente, al que desgastan con circulación limpia, obligándolo a desdoblarse. Y eso que físicamente el pincharrata ha progresado un montón.
Ojo, no se trató de una producción magnánima de los rosarinos. Sin embargo, el desnivel de clase resultó determinante frente a un equipo que seguramente dejó cuanto tiene. Este es su techo si no está la Gata, techo necesitado de una urgente renovación del plantel. Pedirle más equivaldría a querer exprimir las piedras.
Salutti
Puntajes
H. Navarro: 5
Jara: 3
Schunke: 3
Desábato: 4
Pereyra: 5
Auzqui: 3
Sánchez Miño: 3
Damonte: 4
Acosta: 3
Cerutti: 6
Mendoza: 3
Lucas Rodríguez: 6
Barbona: 5
Horrores al margen, lo pierde Milito
Por Marble Arch
Aciaga velada en la lejana San Juan para Estudiantes. Que lo ganaba antes de los 10’ por el parietal de Damonte para anticipar un córner cerrado, mantuvo la ventaja hasta los 25’ del complemento, dentro de un partido muy corrido, trabado, disputado. Y acabó con las manos vacías, quedando eliminado de la Copa Argentina.
Pero claro, previo a la igualdad canalla conseguida por un grosero error de Hilario Navarro al meter en su propia valla un centro imperfecto de José Luis Rodríguez, quien vulneró un tibio cierre de Jarita, ya los de Coudet venían acorralando al León y acumulando méritos para empardar .
Sin embargo, otra vez, Milito vegetó con los cambios al mantener en la cancha a dos volantes decorativos –Auzqui y Barbona-, nulos para la creación e intrascendentes para la contención, máxime al no advertir que el equipo no agarraba la pelota ya a partir de los 10’ de la segunda mitad. A despecho de no pasar grandes sobresaltos atrás, donde Domínguez y Desábato se las ingeniaban para controlar a Ruben.
El desnivel en el marcador surge de una doble pérdida de Auzqui en posición de diez, cuando las ideas escaseaban y el pobre Mendoza continuaba jugando como toda la noche al llanero solitario. Contragolpe letal, llegada a fondo, cortada a la boca del arco y el centroforward de Central que madruga en su corrida a Damonte para hacer patito al fondo de la red.
Ahí mismo, con el 1-2 cual baldazo de agua fría, el DT pincharrata da una pauta de su falta de percepción y realiza las tres variantes juntas: Anselmo por Mendoza en sustitución incomprensible pues ahora urgía empatar, Rodríguez por el sombrío Barbona y el petiso Acosta –pifiaría un bombazo de larga distancia- por Damonte.
Quedaba un cuarto de hora, y la impotencia empezaría a repercutir a puro ollazo, frente a un adversario plantado firme en su propio campo y retemplado en lo espiritual por haber dado vuelta la tortilla. Entonces el nerviosismo se apresó de un tibio Cerutti, Auzqui terminó en una pierna, el Chavo se mandó de punta, Gil Romero siguió con dudas de todos los tamaños, y la Academia le perdonó la vida en un par de contraataques mal resueltos.
Una derrota justa, al cabo, porque si bien pegó temprano, careció luego de recursos para maniatar a un rival muy confundido de movida, permitiéndole progresivamente recobrar su identidad.
En la batalla de los técnicos, el Chacho primereó al sacar dos mediocampistas por dos delanteros para acompañar al pibe Lo Celso. Fue a los bifes. Durante el yerro de Hilario, Milito aún dormía la siesta norteña, y ahí tampoco le funcionó el despertador. Al caer de la cama, después que Auzqui la regalara junto a la línea de cal, ya era demasiado tarde.
Salutti
PuntajesNavarro: 2
Jara: 4
Domínguez: 6
Desábato: 5
Pereyra: 6
Barbona: 2
Damonte: 6
Gil Romero: 3
Auzqui: 2
Cerutti: 4
Mendoza: 5
Anselmo: 3
L. Rodríguez: 4
Acosta: 5
VELEZ 0 / ESTUDIANTES LP 1
El Pincha se impuso en Liniers
Estudiantes, con 42 puntos, se consolidó en el sexto puesto de la tabla de posiciones (el último que clasifica a la Liguilla); mientras que Vélez, que apenas ganó uno de los últimos once partidos que protagonizó, se quedó con 25 unidades.
El primer tiempo tuvo un desarrollo muy pobre, ya que a los dos equipos les costó mucho generar situaciones de riesgo.
Dentro de ese contexto, Estudiantes, con un 4-2-3-1, fue un poco más, y contó con una chance clara de gol, a los 28 minutos, con un cabezazo de Cerutti (dio en el palo izquierdo) y un remate de Carlos Auzqui (se estrelló en el travesaño), en la misma jugada.
Antes y después casi no pasó nada, a excepción de la plaqueta que se le entregó al zaguero de Estudiantes Sebastián Domínguez, por su anterior paso por Vélez.
Y en el partido en sí, un penal no cobrado para Vélez por una mano de Leandro Desábato dentro del área luego de un remate de Milton Caraglio, a los 5 minutos, y la salida de Gastón Fernández (posible desgarro en el isquiotibial derecho), a los 22 minutos.
El segundo tiempo tampoco fue muy entretenido, pero el golazo de Cerutti, a los 17 minutos, le puso algo de emoción al partido. La jugada la inició Auzqui por la izquierda, la continuó Luciano Acosta por el medio, se prolongó con Diego Mendoza y el ex Sarmiento la definió con un remate cruzado al palo derecho de Alan Aguerre.
El 1-0 fue un “mazazo” para Vélez, un equipo joven que está en pleno proceso de renovación, un conjunto que no se recuperó, más allá de que dispuso de alguna que otra chance de gol, y que pasó del 4-4-2 inicial a un 4-3-1-2. Y el resultado final derivó en una serie de insultos para el entrenador Miguel Ángel Russo, aunque la responsabilidad pasa más por la dirigencia, que decidió no traer refuerzos y apostar por los chicos del club.
Cómo cebar el mate ideal, por Palito Pereira
Entre tanto comentario futbolístico el lateral uruguayo se tomó un momento para explicar cómo se debe cebar un buen mate. La yerba, el agua, la bombilla y el mate en sí mismo, todo según los tips del futbolista charrúa.
En la jornada de ayer CIELOSPORTS dialogó con Álvaro Pereira, y entre tantos temas futbolísticos, hubo una pausa para hablar de otro asunto muy importante cuando se trata de argentinos y uruguayos: el mate.
“El mate ideal tiene yerba uruguaya”, arrancó Palito, para explicar cómo debe ser preparado de manera correcta. “Después la temperatura del agua es de 85 grados”, continuó el lateral izquierdo charrúa que tiene el Pincha.
“Cuando se llena el termo va un chorrito de agua fría”, avisó el ex futbolista de Quilmes y Argentinos a nivel local, quien además explicó que “a la yerba también se le echa un chorrito para que la primera cebada no la queme”.
A la hora de prepararlo bien el mate es un elemento clave, y tanto los de plástico como los de vidrio salen perdiendo, aunque para Palito no hay excusas y no se anduvo con vueltas: “Si sos un buen cebador podés cebar en buen mate”.
“Con la bombilla no me vengan con esas de la burbujita, esas que inventaron ustedes”, avisó, en referencia a las que sirven para sacar la yerba. “A mí dame la bombilla tradicional y un mate amargo”, agregó desterrando la idea del azúcar.
Justamente pensando en el momento de cambiar la yerba, cerró entre risas: “Le saco un poco. La yerba hoy en día es oro, hay que hacerla valer. Cuando la cosa está dura hay que entreverarla con Rosamonte o alguna yerba de esas”.
Lo igualó con la camiseta
Por Marble Arch
El empate mantiene incólume la paternidad, pero el ex Clásico bien podría haberse ganado. El Pincha se equivoca de entrada, al prestarse a la suciela de los virgos para plasmar un trámite trabado de pierna fuerte y mala intención.
Era el negocio del más limitado técnicamente, premiado con el destino para irse al descanso en ventaja luego de dos distracciones consecutivas de la zaga local con el mismo jugador, Meza, quien se lo erra debajo del arco, entrando por detrás de todos, y a la siguiente se eleva solito al borde del área chica para fusilar a Navarro con un frentazo.
La posesión era albirroja, el manojo de nervios también, y hasta el entretiempo chocó una y otra vez con el férreo planteo defensivo de Troglio, amén de no encontrar los caminos porque Auzqui y Cerutti, sus dos puntas, bajaban bastante para entrar en contacto con la pelota, ambos se encimaban con los mediocampistas, la Gata quedaba enmarañada, y todo eso le restaba profundidad, más allá de algunos centros venenosos del Pocho desde la derecha. En uno de ellos, en un córner, Damonte –dejó la vida en el césped- salta junto al arquero tristero, lo anticipa arriba, Auzqui la mete y el árbitro interpreta una infracción imperceptible en la cancha.
En el complemento el León salió a empatarlo, agarró la manija, se adueñó del balón, también del campo, la Gata empezó a limpiar a modo de ventilador, y el enorme Leo Jara hizo recordar a aquel partido de José Ernesto Sosa contra Central en el estadio de Quilmes –la tarde en que Independiente le dio los puntos a Argentinos-, corriendo, quitando, gambeteando y poniéndose el equipo al hombro.
Estudiantes lo emparda tras un centro con mucha rosca de Palito Pereyra que Mendoza –había reemplazado a un inexistente Barbona- alcanza a puntear en el primer palo, para que Jarita, por atrás y cayéndose, la mande a guardar, subrayando de paso su cartel de figura principal.
Después, la búsqueda del desnivel hasta el final, con un cabezazo de Mendoza, un tiro libre alto de Desábato y un zurdazo de Cerutti desviado por Nicolás Navarro como principales chances, mientras Pedrito cambiaba al volante Álvaro Fernández por el carnicero Oliver Benítez para aventar dudas de su preferencia por el puntito. No obstante, al cierre, una corrida por la punta izquierda de Meza tuvo olorcito a penal de Jara, en acción de interpretación felizmente ignorada por Beligoy.
Gimnasia apostó a embocar una y aguantar el chubasco. Cumplió el plan a medias, pues no pudo sostener el karma de la historia. El único campeón de la ciudad no acertó la estrategia, error de Milito en los nombres y en la forma, por eso lo terminó igualando con el peso de su camiseta.
Navarro: 6
Jara: 9
Domínguez: 4
Desábato: 6
Pereyra: 6
Barbona: 3
Damonte: 7
Gil Romero: 6
La Gata: 7
Auzqui: 5
Cerutti: 6
Mendoza: 6
El empate mantiene incólume la paternidad, pero el ex Clásico bien podría haberse ganado. El Pincha se equivoca de entrada, al prestarse a la suciela de los virgos para plasmar un trámite trabado de pierna fuerte y mala intención.
Era el negocio del más limitado técnicamente, premiado con el destino para irse al descanso en ventaja luego de dos distracciones consecutivas de la zaga local con el mismo jugador, Meza, quien se lo erra debajo del arco, entrando por detrás de todos, y a la siguiente se eleva solito al borde del área chica para fusilar a Navarro con un frentazo.
La posesión era albirroja, el manojo de nervios también, y hasta el entretiempo chocó una y otra vez con el férreo planteo defensivo de Troglio, amén de no encontrar los caminos porque Auzqui y Cerutti, sus dos puntas, bajaban bastante para entrar en contacto con la pelota, ambos se encimaban con los mediocampistas, la Gata quedaba enmarañada, y todo eso le restaba profundidad, más allá de algunos centros venenosos del Pocho desde la derecha. En uno de ellos, en un córner, Damonte –dejó la vida en el césped- salta junto al arquero tristero, lo anticipa arriba, Auzqui la mete y el árbitro interpreta una infracción imperceptible en la cancha.
En el complemento el León salió a empatarlo, agarró la manija, se adueñó del balón, también del campo, la Gata empezó a limpiar a modo de ventilador, y el enorme Leo Jara hizo recordar a aquel partido de José Ernesto Sosa contra Central en el estadio de Quilmes –la tarde en que Independiente le dio los puntos a Argentinos-, corriendo, quitando, gambeteando y poniéndose el equipo al hombro.
Estudiantes lo emparda tras un centro con mucha rosca de Palito Pereyra que Mendoza –había reemplazado a un inexistente Barbona- alcanza a puntear en el primer palo, para que Jarita, por atrás y cayéndose, la mande a guardar, subrayando de paso su cartel de figura principal.
Después, la búsqueda del desnivel hasta el final, con un cabezazo de Mendoza, un tiro libre alto de Desábato y un zurdazo de Cerutti desviado por Nicolás Navarro como principales chances, mientras Pedrito cambiaba al volante Álvaro Fernández por el carnicero Oliver Benítez para aventar dudas de su preferencia por el puntito. No obstante, al cierre, una corrida por la punta izquierda de Meza tuvo olorcito a penal de Jara, en acción de interpretación felizmente ignorada por Beligoy.
Gimnasia apostó a embocar una y aguantar el chubasco. Cumplió el plan a medias, pues no pudo sostener el karma de la historia. El único campeón de la ciudad no acertó la estrategia, error de Milito en los nombres y en la forma, por eso lo terminó igualando con el peso de su camiseta.
Salutti
PuntajesNavarro: 6
Jara: 9
Domínguez: 4
Desábato: 6
Pereyra: 6
Barbona: 3
Damonte: 7
Gil Romero: 6
La Gata: 7
Auzqui: 5
Cerutti: 6
Mendoza: 6
Pescó un Tiburón y ahora va por los bagres
por Marble Arch
Ante un oponente batallador, pero bastante limitado de recursos de acuerdo a apellidos y presupuesto, el Pincha obtuvo un pijotero 2 a 1 que en nada refleja lo observado, pues en función de la superioridad ejercida, un 4 ó 5 a 1 hubiese estado de acuerdo con el trámite.
No se trató de una superproducción, aunque sí de un trago previo fundamental en la motivación para encarar la cuenta regresiva hacia el Derby dominical. Y metiéndole intensidad en casi todo el partido, el León peloteó por momentos a Aldosivi. Que lo empata en una de sus contadísimas opciones, de cabeza tras un corner, luego de un penal dudoso sancionado a un cruce de Jara y desviado por Hilario en su enésima atajada desde los 12 pasos: para ese instante crucial exhibe la frialdad de un monstruo, en las salidas sigue dudando, de arriba y de abajo.
Estudiantes lo ganaba a los 27’ con una atropellada del pibe Rodríguez –a posteriori desaparecería…- para definir un centro de Auzqui, quien exigió siempre y se prodigó también en la recuperación, al igual que Cerutti; ambos puntas fueron ovacionados, compartiendo el cartel de figuras con la iluminada noche del petiso Acosta, lúcido para manejar varios contragolpes, y con la sobriedad de la zaga Schunke-Domínguez. Cerquita por impresión, la ubicuidad de Gil, la entrega de Damonte con sus yerros infaltables, y la correcta performance de los laterales; en especial de Leo Jara, cuya llegada a la raya de fondo, ya en el complemento, encuentra en su envío rasante hacia atrás el desvío casual en un pie rival para cambiarle la trayectoria al balón y colarlo, de carambola, contra el primer palo del arquero visitante.
El albirrojo dispondría después de tres o cuatro chances claras para cerrarlo, e incluso el ingresado Anselmo estrelló un frentazo en el poste, pero no logró estirar ventajas. Tampoco lo sufrió, porque las carencias del Tiburón son notorias, y comunes a muchos planteles extraviados en esta travesía de un fútbol enfermo de poder, negociados, multimillonarias malversaciones, pseudo-dirigentes devenidos en nuevos ricos, sobredosis de TV propagandística, barrabravas impunes y estadios inseguros.
Se acerca el ex Clásico. En los papeles previos, salvo el paseo sufrido en esta fecha frente a Racing, la seguidilla negativa de los tristes no debe llamarnos a engaño. No obstante, y sin tirar manteca al techo, el papá lo afrontará con mejor envión anímico en cuanto a resultados, para imponer el indiscutible peso específico de la camiseta a bastones verticales.
Puntajes
Navarro: 6
Jara: 7
Schunke: 6
Domínguez: 7
Sánchez Miño: 6
Rodríguez: 5
Damonte: 6
Gil: 6
Acosta: 7
Auzqui: 7
Cerutti: 7
Barbona: 5
Anselmo: 6

No se trató de una superproducción, aunque sí de un trago previo fundamental en la motivación para encarar la cuenta regresiva hacia el Derby dominical. Y metiéndole intensidad en casi todo el partido, el León peloteó por momentos a Aldosivi. Que lo empata en una de sus contadísimas opciones, de cabeza tras un corner, luego de un penal dudoso sancionado a un cruce de Jara y desviado por Hilario en su enésima atajada desde los 12 pasos: para ese instante crucial exhibe la frialdad de un monstruo, en las salidas sigue dudando, de arriba y de abajo.
Estudiantes lo ganaba a los 27’ con una atropellada del pibe Rodríguez –a posteriori desaparecería…- para definir un centro de Auzqui, quien exigió siempre y se prodigó también en la recuperación, al igual que Cerutti; ambos puntas fueron ovacionados, compartiendo el cartel de figuras con la iluminada noche del petiso Acosta, lúcido para manejar varios contragolpes, y con la sobriedad de la zaga Schunke-Domínguez. Cerquita por impresión, la ubicuidad de Gil, la entrega de Damonte con sus yerros infaltables, y la correcta performance de los laterales; en especial de Leo Jara, cuya llegada a la raya de fondo, ya en el complemento, encuentra en su envío rasante hacia atrás el desvío casual en un pie rival para cambiarle la trayectoria al balón y colarlo, de carambola, contra el primer palo del arquero visitante.
El albirrojo dispondría después de tres o cuatro chances claras para cerrarlo, e incluso el ingresado Anselmo estrelló un frentazo en el poste, pero no logró estirar ventajas. Tampoco lo sufrió, porque las carencias del Tiburón son notorias, y comunes a muchos planteles extraviados en esta travesía de un fútbol enfermo de poder, negociados, multimillonarias malversaciones, pseudo-dirigentes devenidos en nuevos ricos, sobredosis de TV propagandística, barrabravas impunes y estadios inseguros.
Se acerca el ex Clásico. En los papeles previos, salvo el paseo sufrido en esta fecha frente a Racing, la seguidilla negativa de los tristes no debe llamarnos a engaño. No obstante, y sin tirar manteca al techo, el papá lo afrontará con mejor envión anímico en cuanto a resultados, para imponer el indiscutible peso específico de la camiseta a bastones verticales.
Salutti
Puntajes
Navarro: 6
Jara: 7
Schunke: 6
Domínguez: 7
Sánchez Miño: 6
Rodríguez: 5
Damonte: 6
Gil: 6
Acosta: 7
Auzqui: 7
Cerutti: 7
Barbona: 5
Anselmo: 6
En los penales, con Hilario es robo
Por Marble Arch
Camina por la cuerda floja en cada salida desde el fondo, religión del Ciclo Militto. Da ventajas en los centros, y en ese minuto 95’, cuando hizo vista, besó su poste izquierdo para agradecer el cabezazo rival desviado por centímetros. Pero a la hora de definir por penales, hay que sacarse el sombrero para hablar de Hilario Navarro. De nuevo figura al desviar tres, para depositar al Pincha en una nueva fase de la Copa Argentina. Como aquella noche ante los tristes en Mar del Plata. O contra Peñarol en el Centenario de Montevideo.
Del partido, intensísimo, quedaron sensaciones. De una Gatadependencia para tratar de asociar un juego armado. De la fragilidad defensiva para ir los dos centrales sobre el mismo hombre en la jugada del gol quilmeño, en lugar de salir el Chavo a tapar al que viene de frente con el balón dominado. De confusión después de los 20’ iniciales, donde el Cervecero le copó la franja media con Braña y Romero –eclipsaron a Gil Romero y a Damonte-, lo enloqueció con la habilidad de Druppy Gómez y lo maniató con la movilidad de todos sus hombres, robándole la posición. Entonces, el 0-1 de esa primera parte era justificado, máxime al repasar la apatía de Cerutti, la irresolución de Mendoza para moverse de espaldas al arco, la manifiesta irregularidad del equipo, la cantidad de fútbols rifados y la falta de precisión para ejecutar las pelotas quietas.
En el complemento, la lesión de la Gata significó un arma de doble filo. Porque, aun perdiendo a su jugador más lúcido, comprendió, por contrapartida, que debía poner la carne al asador para no quedar afuera del certamen. Acosta entró bien, y con Schunke, Jara y Sánchez Miño en el rol de abanderados, a pesar de los errores propios del nerviosismo por el tiempo que empezaba a apremiar, fue dable advertir una rebelión en la actitud para acorralar al adversario a base de amor propio.
Y llegó la fenomenal escalada de Jarita por el carril derecho, limpiándose uno, dos, la cabeza erguida, encaró para el corazón del área y se la cortó a Auzqui en perfecta asistencia, dejándolo solito para el empate.
A partir de allí, el León se agrandó hasta contar con tres o cuatro chances netas, una de ellas del mismo Jara rechazada por un zaguero en la línea. Y su triunfo parecía posible frente a un oponente ahora confudido, replegado, plenamente convencido de apostar la lotería de los 12 pasos. Aunque casi lo gana con un tiro libre desviado al lado del palo por Navarro, y por aquel comentado frentazo apenas ancho en el último suspiro, al que muchos vimos adentro.
Después, la fe de Schunke, la confianza de Mendoza y el disparo imperfecto de Cerutti a la red minimizaron el bochazo a la tribuna de Barbona. Y ellos cuatro, junto al cuerpo técnico y al resto del plantel se abrazaron en la ronda del festejo al enorme Hilario, el de las manos mágicas que ya son parte de la historia de Estudiantes.
Salutti
Puntajes
Navarro: 8
Jara: 8
Schunke: 6
Desábato: 5
Sánchez Miño: 7
Auzqui: 6
Damonte: 5
Gil Romero: 4
La Gata: 6
Mendoza: 5
Cerutti: 3
Acosta: 6
Barbona: 4
Tan lejos de aquellos choques coperos…
Por MARBLE ARCH

Antes, durante y después, un match diputado con intensidad física pero contadísimas ideas, las ausentes en el bagaje de dos equipos cuyas posiciones de mitad de tabla marcan con exactitud dónde están parados. A una galaxia de esos años dorados de Copa Libertadores, a años luz incluso de la época dorada de Bochini, Marangoni, Trossero, Sabella, Trobbiani y Ponce.

Uno a cero abajo, el cambio del petiso Acosta por Israel se caía de maduro, y en un breve lapso Estudiantes adquirió ráfagas de verticalidad que no había tenido en toda la noche, pues dejó de lateralizar tanto, sin que el ex Boca llegara a brillar. Y en uno de sus avances, tras perfecta pared entre Pereyra y Barbona por la banda izquierda, el centro del oriental encuentra en su camino la mano extendida del defensor diablo para que el árbitro interprete la pena máxima.
La roja a Mendoza desnudó las limitaciones del dueño de casa para aprovechar su superioridad numérica. Y el León terminó aferrándose al punto, pensando seguramente en su conveniencia de cara a dos paradas seguidas de local, la segunda para el Derby ciudadano.
Cuesta calificar la performance albirroja. O acaso admitir que todo nos cuesta tanto. Como si hablando desde la lógica adivinásemos alegrías a cuentagotas en el futuro inminente. La mística, el amor por los colores y las cuestiones metafísicas tal vez imperen de a ratos. Ganan partidos, no campeonatos.
Salutti
Puntajes
Navarro: 4
Jara: 5
Desábato: 4
Domínguez: 6
Pereyra: 6
Damonte: 3
Gil Romero: 6
Barbona: 5
Mendoza: 3
Cerutti: 5
La Gata: 6
Acosta: 5
Lucas Rodríguez: 4
“En Estados Unidos me reencontré conmigo mismo”
La Gata habló de su momento futbolístico, sus deseos de ser entrenador y recordó anécdotas con la Brujita Verón y Sabella
Gastón Fernández es el jugador del momento en Estudiantes. Fue el único refuerzo del semestre y luego de un año y medio en la Major League Soccer se puso por tercera vez la camiseta roja y blanca. En su momento algunos hinchas dudaban de su verdadero nivel y lo miraban de reojo. El domingo a las 22.40, cuando dejó la cancha con 2-1 sobre River, se llevó una ovación genuina que terminó de consagrarlo como uno de los verdaderos ídolos contemporáneos.
En el Country son las 13 horas. La práctica terminó hace más de una hora. En la concentración los jugadores disfrutan de un asado. Eso demora la salida de la Gata, que llega algo retrasado al encuentro. Saluda, se disculpa y se acomoda en una de las sillas de la sala de conferencia para hablar, distendido, sobre su pasado, presente y futuro en Estudiantes.
-¿Qué balance hacés de tus primeras semanas en Estudiantes?
-Las tres semanas que llevo la verdad fueron muy movidas. Tuve un cambio de entrenamiento a lo que venía haciendo en Estados Unidos. Acá es mucho más largo e intenso. No quiere decir que allá no se entrene fuerte, pero es más distendido.
-¿Cómo es un entrenamiento allá?
- Llegábamos a las 9 de la mañana, porque por contrato tenés que estar una hora antes en el vestuario. Entrenábamos a las 10, a las 11 ya estaba en el vestuario y al mediodía en mi casa. La práctica era mucho trabajo táctico y fútbol reducido. La intensidad de la liga te da la posibilidad de entrenar de esa manera. Creo que por cómo se juega en Argentina no se podría entrenar así. Son diferentes culturas y fútbol.
-¿Te aburrías en la MLS?
-No, no me aburría, pero en algún momento sentí que estaba acostumbrado que mi carrera sea, entre comillas, exitosa, jugando en instituciones que peleaban torneos. De repente me di cuenta que allá estaba perdiendo esa sensación. Por eso, cuando tuve la posibilidad de retornar a Estudiantes, no lo dudé un segundo.
-Imagino que esa sensación te hizo estar mucho más en contacto con el fútbol argentino...
-Sí. Eramos cuatro los argentinos allá: Valeri, Paparatto Urruti y yo. El último tiempo se sumó Lucas Melano. Todo el tiempo hablando de acá y esperando a que llegase el fin de semana. Era muy contradictorio, porque cuando nos fuimos renegamos de un montón de situaciones, como el ambiente y las presiones. Pero allá lo extrañás. Nuestro fútbol tiene cosas que difícilmente se puedan encontrar en otro país.
-En su momento necesitabas irte y da la sensación que el año y medio te hizo bien: se fue un jugador y volvió otro.
-No sé si fue un jugador y volvió otro. Lo que sí puedo decir es que 2013 fue un año muy malo, traumático. La suspensión me hizo mal y esos seis meses que estuve parado hicieron dudar a muchos sobre mi verdadero nivel. En ese momento, cuando expliqué por qué me quería ir, dejé en claro que era para no hacerle un mal a Estudiantes. Algunos hinchas me entendieron y otros no. Sin lugar a dudas que un año y medio afuera me ayudó un montón porque me puso en carrera, recuperé ritmo y jugué muchísimo: 53 partidos. Pude jugar más, pero tuve un entrenador muy particular. En Estados Unidos me reencontré conmigo mismo y lo tomé como algo positivo.
-¿Sos un jugador que necesita estar bien desde lo anímico para rendir?
-Sí, sobre todo porque me gusta convivir con gente que tenga valores parecidos a los míos. Me pone muy mal la injusticia y que no haya ayuda para el futbolista. He tenido técnicos que me han dicho una cosa y con el correr de los días hicieron otra. Si vos estás en un mal nivel y lo aceptás, la mejor manera para recuperarlo es con participación, no pidiendo ser titular, pero sí jugando, 10, 15, 25 minutos o un tiempo. Cuando sea entrenador lo voy a tener muy en cuenta. Si considero a un jugador importante lo voy a ayudar.
-¿Vas a ser técnico?
-Sí. Me gusta y a medida que pasan los años me imagino en ese rol. Cada vez le veo cosas más lindas. Pero falta, tranquilo...
-Cuando hablabas de la relación técnico jugador se viene la imagen de Sabella, que te recuperó de un mal momento...
-La historia de que Sabella me mandó a jugar a Reserva está mal contada. No fue él sino yo quien lo pidió. Y te explico: me había mandado una cagada en una práctica y Alejandro (Sabella) defendió sus valores y me sacó de la lista de concentrados. Cuando me enteré que no iba ni siquiera al banco pedí jugar en Reserva para empezar a remediar el quilombo que me había mandado. Fue una buena medida para demostrarle que me interesaba jugar en Primera y no me daba lo mismo. En ese partido, contra Boca, jugué bastante bien y hasta hice un gol. A los 15 días volví a jugar y ahí empezó mi levantada.
-Te iniciaste en River, jugaste en Racing, saliste campeón en San Lorenzo... ¿Por qué tu lugar en el mundo es Estudiantes?
-Debuté a los 19 y hasta los 25 que llegué a Estudiantes me pasó de todo. Nunca me definí en ningún club. En River no había lugar y me prestaron a Racing. Me fue bien y volví. Tuve una buena etapa pero una lesión en un tobillo me hizo perder lugar. Para colmo ocurrió el episodio Tuzzio Ameli y varios jugadores nos fuimos, en mi caso a México. Volví porque Passarella no me quería. Salí campeón en San Lorenzo. Y me volví a ir a México, hasta que caí a Estudiantes y acá estoy.
“Sabella me dio el libro de la historia de Estudiantes y empecé a darle valor a un montón de cosas que pasaban acá sin darme cuenta”
-¿Qué te sedujo?
-El Club. Pero los primeros meses me costaron muchísimo. Me quise ir en diciembre con una oferta concreta de Vélez. Pero nunca me gustó dejar un lugar con la sensación de no haber dado todo. Me la jugué para revertir ese momento. Para colmo Sebastián (Verón), que me había hablado para venir, al tiempo se distanció de mí y no sabía cómo tomarlo. Me volvió loco esa situación. Pero me salió bien y con el tiempo lo entendí. También fue clave Alejandro (Sabella). El me dio el libro de la historia de Estudiantes y empecé a darle valor a un montón de cosas que pasaban acá adentro sin darme cuenta. Ganamos la Copa Libertadores y, más allá que no fue el logro solamente, como futbolista viví lo máximo. A medida que fue pasando el tiempo fui haciendo amistades, adentro y afuera. Cuando volví en el 2010 sabía que este era el lugar donde más cómodo me había sentido. No en vano fue el club en donde más jugué.
-Después de ganar la Copa Libertadores tuviste que volver a Tigres de México. ¿Fue de lo que más te arrepentís en el fútbol?
-En el momento que me tocó volver no estaba arrepentido, porque tenía un desafío de jugar en ese país y no me di cuenta de lo que me estaba perdiendo. Pero cuando vi la final entre Estudiantes y Barcelona me quise morir. No pude ser parte de ese gran equipo que puso de rodillas al mejor equipo de la historia. Pasó y lo tengo que mirar de la manera que fue. No me puedo arrepentir de las cosas.
-Recién hablaste de Verón y tus idas y vueltas. ¿Cómo es ahora tu relación teniendo en cuenta que es el presidente?
-Muy buena. Nunca cambió mi relación con él. Me ayudó mucho adentro del club. Fue una de las personas que, me guste o no cómo, me hizo dar cuenta del momento. Y estoy agradecido. A finales de 2012 estaba sin contrato y él como manager confió en mí: me hizo un contrato por cuatro años. Ahora como presidente confió en mí y me trajo. Esas cosas valen, tienen mucho valor. Por eso no necesitamos salir a comer todas las noches para sentirnos amigos.
-Tiempo atrás estaban Braña, Verón, Andújar, Calderón... Hoy sos referente junto a Desábato. ¿Cómo lo llevás?
-No cambia en nada para mí. Trato que mis acciones sean naturales y no necesito forzar mi forma de ser. Lo que pasa es que ahora tengo casi 32 años y si digo que paso a buscar a Tití Rodríguez todas las mañana parece como que todo se agiganta. Cuando tenía 25 años también pasaba a buscar a algún compañero que vivía cerca de casa. Dentro del fútbol es complicado mantener un equilibrio, pero siempre trato de ser transparente y con los valores que tuve toda mi vida. El título referente no me cambia, aunque sí asumo y me hago cargo de que soy uno de los jugadores más experimentados del plantel. No le esquivo a eso.
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