por Marble Arch
#LaBatallaFinal Capítulo III
Si se quiere, existe la sensación de haber vislumbrado al equipo. En un partido intenso, que iba 1 a 1 a los 4 minutos. Argentina lo madrugaba tras un flipper del arquero con su poste derecho, ante un zurdazo de Di María que le queda servido a Messi para romperle el arco; y se distrajo en el festejo para el inmediato cachetazo nigeriano, en una de las muchas vacilaciones de su zaga.
Sin deslumbrar, apareció el equipo, transitando su ruta de menor a mayor. Pero le bastaron el despliegue conmovedor de Di María, las pinceladas del 10, el sacrificio de Mascherano, y la actitud del 3 surgido del club liguista Malvinas; pese a una actuación apenas regular de Gago, muy errático en las cesiones, y a la orfandad de sus centrodelanteros. En la cueva, donde falló Fede Fernández, Garay lo enmendó o viceversa; y los laterales cumplieron, con un par de cierres providenciales de Zabaleta después de oficiarla de espectador en la tempranera igualdad, y otra tarea impecable de Marquitos Rojo.
Al cabo, tuvo suerte en la lesión del inexpresivo Agüero, pues lo reemplazó Lavezzi y el Pocho (¿el Luis Suárez albiceleste?) se comió la cancha desde su determinación, encarando siempre, generando amonestaciones, despejando todo el frente ofensivo, contagiando a Higuaín y mostrando el camino.
Nos íbamos al descanso ganando 2 a 1 por una caricia de Lionel al segundo tiro libre consecutivo en la puerta del área; el primero se lo descolgaban del ángulo, y al ratito nomás le pegó con esa comba que parece dirigida al medio, el fútbol se va abriendo como para irse lejos a la tribuna, aunque antes se detiene y el golero, simple presa de una ilusión óptica, lo ve detenido en la red.
Los verdes no eran arriba moco de pavo, y ni bien arrancó el complemento empardaban por una serie escalonada de dudas rematadas por Gago, quien quiere puntear el balón hacia atrás y habilita a Musa para el doblete del moreno.
Ahí, de nuevo en fojas cero, se vio lo mejor del seleccionado. Con veinte minutos demoledores, gracias a un Messi enchufado, a la rotación generalizada, a la apertura por las bandas o al toque preciso de primera; en ese lapso, recordó la brillantez de las eliminatorias. Y llega el 3-2 en una de las tantas jugadas peligrosas de pelota quieta –índice elocuente de trabajo en privado-, cuando Rojo se la lleva puesta en el aire, la quiere patear y le pega con la rodilla al fondo de la valla.
A los 17’ de la segunda mitad, Sabella preservó a Messi –se retiró ovacionado- e hizo debutar a Riki Álvarez; el ex velezano mostró atrevimiento para la gambeta, y será útil con rodaje. De allí al final, se convirtió en un de ida y vuelta con situaciones de los dos lados. Lo tuvieron Higuaín, Lavezzi y Garay de cabeza para aumentar las cifras. Enfrente, los africanos probaron de afuera con chances, ayudados por el estatismo de un mediocampo que –en el error más notorio del encuentro- esperaba replegándose en vez de salir a cortar. De cualquier forma, la sensación de superioridad argentina fue evidente, y un hipotético 3 a 3 hubiese traído aparejada la palabra injusticia.
De ahora en más no habrá lugar para los titubeos. Será a matar o morir. El “Brasil decime qué se siente” retumbó en el estadio, la gente siente que se puede. Ojala explote su jugador más emblemático, hoy decisivo por pegada y no tanto por volumen de juego, a despecho del falso “la rompió” proferido por los vendedores de humo.
El Magno, aparte, debe ajustar las clavijas en la zona defensiva, empezando por un tirón de orejas a un doble 5 que en casos peca de tonto. Y poner a Lavezzi de entrada… sin ninguna discusión.
Salutti
P u n t a j e s
Romero: 5
Rojo: 7
Garay: 6
Fede Fernández: 5
Zabaleta: 5
Gago: 4
Mascherano: 6
Messi: 8
Di María: 7
Agüero: 3
Higuaín: 5
Lavezzi: 8
Riky Álvarez: 6