Análisis por Marble Arch
Canchita por Maraja
El Pincha comenzó el enésimo romance con su amante carnal, la Copa Libertadores, y el 0 a 0 recolectado ante Nacional en Montevideo debe analizarse desde la óptica piadosa de su contado handicap. Bajo ese parámetro, el punto obtenido resulta valioso, y el balance aceptable.
Porque pasó sofocones en los 10' iniciales, cuando el Bolso lo apretó por las bandas, equilibró el trámite con un orden táctico rabioso para aferrarse a no perder, y apostó, a sabiendas de sus limitaciones, a la lotería de esperar alguna opción cierta que le permitiera golpear en el pecho para traerse los tres puntos.
Tuvo dos por tiempo el Tetracampeón: cerca de los 30' de la primera parte, luego de una pelota bien aguantada y punteada de espaldas por Otero para el Tití, su dribling corto entre tres rivales prosiguió con la cesión precisa para Melano, quien entrando libre en posición de 9 pifió en el control y la dilapidó; y al cierre del partido, cuando Luguercio –en menos de un cuarto de hora hizo bastante...- y Zuqui, en combinación de ingresados, tejieron para el envío largo a Otero, que aprovechó el resbalón de su marca para encarar solito... y tirarla propiamente a las nubes.
Los locales no le encontraron nunca la vuelta al planteo escalonado de Estudiantes. Gozaron de una chance clara tras una mala cesión de Schunke en una salida –uno de los contados errores del central-, arrimaron peligro usufructuando defecciones de Braña (según el comentarista televisivo "la figura de la cancha"), y en el final se jugaron con los ingresos de Bergessio y Gonzalo Bueno para llenar el frente de atacantes. No les bastaría, pues Desábato sacó todo, Facundo Sánchez jugó su mejor partido en mucho tiempo subsanando algunas falencias del arranque, Campi corrigió los deslices de Diarte; y en el medio, el despliegue del Chapu en la destrucción, más el manejo atildado de Gastón Giménez –sus pies generaron los momentos de mayor lucidez- y algunos chispazos del Tití, le alcanzaron para justificar la paridad.
A León le faltó frialdad, a esta altura sinónimo de inspiración. Su planteo, esforzado e inteligente, abusó sin embargo del toqueteo hacia atrás y de reiterados fulbazos a cualquier lado en situaciones no apremiantes. Aunque en líneas generales terminó siendo digno para un equipo ajeno a las estridencias, al que todo le cuesta el doble; e incluso en un tiro libre fracasa en el único intento de jugada preparada, como si el destino se opusiera a una doble identidad.
Ojalá encuentre un amor duradero en el torneo continental, o al menos atisbos de ilusión para entonar viejas canciones en noches de atmósfera copera, y así renovar la sangre en ese grito reverberante que brota de tiempos idos. Pero precisará toneladas de mística para equiparar sus falencias de calidad.
Salutti
Andújar: 6
Sánchez: 7
Desábato: 7
Schunke: 6
Campi: 6
Diarte: 4
Gastón Giménez: 6
Braña: 5
Tití: 6
Melano: 4
Otero: 5
Zuqui: 5
Luguercio: 6