Un triunfo que costó horrores

Por Marble Arch

Había que ganar y lo ganó. Sin estridencias. Con un monopolio absoluto del balón sin correlato en la cantidad de situaciones claras, ante un rival apremiado en la tabla, humilde de recursos y disminuido por la discutible expulsión de Grazzini unos minutos antes del complemento –un agarrón de Sánchez Miño como último hombre era para roja y sólo recibió amonestación-. 

Paradójicamente, las llegadas notorias del León estuvieron en los 45’ iniciales, once contra once, con Mendoza en el rol de protagonista: en un pelotazo largo de Jara se apura al definir, cuando la situación ameritaba gambetear al arquero; en otra se anticipa a su marca para meter un furibundo cabezazo al poste; en la tercera patea de media vuelta, a colocar, y el golero la manotea por arriba del horizontal. Además le anulan un frentazo que fue a la red por incomprensible decisión del árbitro, quien ordena ejecutar de nuevo una falta. 

En el complemento, con el Torito aglutinado atrás, Estudiantes casi moja de movida gracias a un disparo de Sánchez Miño en el travesaño, cuyo rebote no logró aprovechar Mendoza. Pero a partir de allí el local la tuvo sin lastimar, aun con el ingreso del petiso Acosta por Auzqui. Porque el chico Rodríguez, de aceptable primer tiempo, fue desapareciendo; porque Barbona no trascendía al trasladar demasiado para terminar en pases anunciados; porque Cerutti sigue empecinado en hacer una de más. Entonces no hallaba los caminos por el medio, entre una maraña de piernas. Y los centros de Jara y Sánchez Miño, por ambos laterales, iban a contramano del centrodelantero. 

Nueva Chicago se aferraba al empate, el tiempo pasaba y el Pincha no le hallaba la vuelta. Hasta que a los 80’, un desborde a fondo de Cerutti por el wing derecho encuentra en su envío las manos extendidas de un zaguero, y el indiscutible penal, ejecutado con mucha personalidad por Mendoza, acabó por ceñirle al sucesor de Carrillo la corona de figura del partido. 

Después, en la mejor jugada colectiva del atardecer, Sánchez Miño lo pifió por rematar débil con la de palo, el guardameta no retiene, le queda para la zurda y la trata de asegurar abriendo el pie para tirarla afuera… debajo del arco. 

Auzqui y Damonte aportaron sacrificio, en especial el ex platinado por su raspa-raspa, aunque también rifó en cantidad. La cueva no pasó sobresaltos, tampoco Hilario pues los de Mataderos no generaron nunca peligro, y la victoria, al cabo, vale en la tabla por encima que en la producción, allí donde todo parece costarle horrores al equipo de Milito. Tal vez programado con un excesivo pragmatismo que ahoga el necesario vuelo creativo de la frescura. 

Salutti 

Puntajes 
Navarro: 5 
Jara: 6 
Schunke: 6 
Desábato: 5 
Sánchez Miño: 5 
Auzqui: 5 
Damonte: 6 
Barbona: 4 
Lucas Rodríguez: 5 
Mendoza: 7 
Cerutti: 5 

Acosta: 5