ESTUDIANTES (Arg) 1
LIBERTAD (Par) 0
por Marble Arch
Tres puntos de oro en otra noche copera. Mística a raudales en los 20’ finales. Pero antes, en la primera mitad y en buena parte del complemento, pobrísima performance de Estudiantes de La Plata. Pues no encontró nunca la pelota, corrió mucho a causa de la tenencia y el atinado pie del rival comandado por un volante de nivel europeo (Molinas), careció de lucidez y sufrió el opaco lustre de algunos de sus jugadores.
Nada de Jara, tibieza en el timorato Sánchez Miño –por los 25’ cambiaron de carril para tratar de agarrar un cuero-, Damonte comprometiendo la mayoría de las cesiones, el Colorado Gil procurando a los remezones ordenar el desbarajuste, y un progresivo in crescendo del Pocho Cerutti, figura del partido por haber encarado siempre con determinación, mostrando el camino de la autoestima y generando infinidad de infracciones.
Libertad, falto de llegada, se animó a posteriori del descanso, y previo a la apertura, en el enésimo anticipo perdido de aire por Álvaro Pereyra –de nulo aporte ofensivo-, Hernán Rodrigo López entró a la carrera por detrás los centrales para fusilar a Hilario, quien la desvió en alarde de reflejos y ubicación, evitando un eventual 0-1, lapidario a esa altura por cómo venía la mano.
Auzqui por el lesionada Jara y Luciano Acosta por el intrascendente Damonte le lavaron la cara al local; Carlitos se metió dos veces en el área hasta el fondo, exigiendo al arquero visitante, y sería fundamental en el desnivel; el ex Boca, pese a sus altibajos, se animó a tocar, a dribblear, y pareció contagiar a Sánchez Miño, que en el cuarto de hora final hizo más que en los 75’ anteriores. Paradójicamente, a los 30 segundos y a los 30 minutos de la etapa inicial contaba con chances netas: de salida remató sin convicción un pase sutil de cachetada de Carrillo, y después, abajo del arco, le pegó con la de palo tras una corrida monumental de Cerutti para permitir el manotazo salvador de Rodrigo Muñoz.
Alentado por su gente, cuando ya el partido era de ida y vuelta, el Pincha fue acorralando a los paraguayos en el desenlace; y a los 80’, una cuerpeada del enorme Aguirregaray –dejó la sangre y algo más- deriva el esférico en Sánchez Miño, éste abre para Auzqui en posición de wing derecho, el centro rasante atrás, Guido se cortina a sí mismo en una baldosa para burlar al zaguero y de media vuelta, de zurda y mordida, se la cambia al golero para desatar el delirio.
Los guaraníes, durísimos de arriba en las dos zonas rojas, intentaron igualarlo por esa vía, y Navarro, que hacía vista en un par de frentazos apenitas anchos, vio cómo se iba por encima del travesaño el tiro del final luego de la distracción de Sánchez Miño en la marca.
Seba Domínguez enmendó muchos errores de Shunke, paseado por Tréllez y por Rodrigo López; sin ser una muralla, el ex Vélez cumplió. Con el Vasco, resultaron los bastiones de una defensa bastante permeable.
La lentitud exasperante del medio, la ausencia de verticalidad y de recursos para construir peligro deben anotarse con letras gruesas en la lista del debe. Bajo un calor insoportable, la columna del haber la encabezan Cerutti, un monumento a la fe; el 9 de Selección, crack siempre, aun maltrecho; Aguirregaray por su enjundia; y Auzqui porque entendió dónde ubicarse para explotar al máximo sus oportunidades.Sonará contradictorio, sin desconocer la envergadura del oponente: el León casi aseguró su pase a octavos… e hipotecó su futuro en el certamen americano. Esos setenta inaugurales significan un saldo para levantar con urgencia si quiere imaginarse bien lejos.
Salutti
Puntajes
Hilario: 6
Aguirregaray: 8
Schunke: 3
Domínguez: 6
Pereyra: 3
Jara: 4
Damonte: 2
Gil: 6
Sánchez Miño: 5
Cerutti: 8
Carrillo: 7
Auzqui: 7
Acosta: 6