Análisis por Marble Arch
Canchita por Maraja
Más allá de la ineficiencia en la tanda de penales, donde Castro ejecutó con la insólita displicencia con la que jugó y Arzamendia le erró a los 7,32 metros de ancho, la eliminación pincharrata de la Copa Argentina encuentra justificativo en una actuación decepcionante.
Un grueso error tempranero de Iacovich anticiparía su tardecita plagada de vacilaciones, explicando por qué no le quitó la titularidad al bajísimo nivel de Mansilla. Pero el León, pronto, tomó las riendas del partido con Sosa de falso 9, acorralando a los marplatenses mediante sucesivas llegadas, a pesar de un Neves visiblemente contenido por una dolencia física y de incongruencias defensivas en los aislados avances del rival.
La apertura a los 16’, definida a la carrera por Castro tras la habilitación de Tiago Palacios, presagiaba lo que a la postre no ocurriría, pues tres o cuatro situaciones bastante claras, casi siempre tejidas por la visión de un Sosa que fue lo más valioso de esa etapa, no tuvieron centrodelantero para empujarla a raíz del esquema ideado por Domínguez, ni contundencia en quienes llegaban al área. Castro se perdió el segundo de cabeza, y a partir de allí entró en una nebulosa absoluta para pifiar casi todos los pases, contagiando a un flojo Ascacíbar, a un intrascendente Piovi –reemplazó al sentido Neves ya a los 18’-, a los altibajos de un Medina importante cuando se encendía y a un Palacios que por momentos parecía desganado.
Acaso una subestimación del oponente, además de la falta de convicción e intensidad propias de un rumbo torcido hace rato que el primer puesto en el grupo copero no consiguió disimular, agrandaron al Tiburón, y su empate a los 26’ ejemplifica el tembladeral de la zaga albirroja, en esférico llovido a espaldas de Benedetti que Núñez conmocionado por un golpe en la cabeza no cierra –por eso enfilaba extrañamente hacia el lado opuesto-, y la apresurada salida de Iacovich le agranda el arco a Gianni para tocarla cruzada al segundo palo. Núñez se tira al suelo luego de la igualdad, deja el campo e ingresa Boselli en su lugar.
Cerca del descanso, las caras y los ampulosos gestos del Barba mostraban la inconformidad con el rendimiento, en coincidencia con el rosario de cesiones defectuosas a 2 ó 3 metros de distancia del compañero, cuyos abanderados eran Meza, Benedetti, Ascacíbar, Palacios y Castro.
Para el complemento, Domínguez sacó a Sosa e inventó a un decepcionante Tobio Burgos, tan decepcionante que lo terminaría sustituyendo a los 83’ por Mauro Méndez. Sin embargo, si el cierre de los 45’ iniciales había preocupado, lo producido en la segunda parte fue sencillamente paupérrimo. En la única aproximación concreta, Ascacíbar lo puso a correr a Meza y el lateral se enredó con el balón al pisar el área grande. Para colmo de males, Palacios se hacía echar a los 63’ después de una gambeta fallida, y el árbitro se traga la exageración del marcador de Aldosivi para penar con tarjeta roja un golpecito tonto e insignificante del uruguayo.
El técnico demora 20 minutos para reaccionar, y recién a los '83, aparte del insulso Burgos, se va Medina para la inclusión de Arzamendia. Sin ninguna chance de progresar en el terreno ni de hilvanar una réplica en el “Méndez contra todos”, Estudiantes se refugió en su retaguardia para tentar la suerte desde los doce pasos. Y Facundo Rodríguez salvó el 1-2 en la línea ante un puñetazo chingado de Iacovich.
La caída de la tarde trajo el trago amargo de la serie letal. Paradójicamente con el cuestionado Mansilla, especialista en el tema, sentado en el banco. Entonces Alexis Castro le pegó sin alma ni compromiso en el comienzo del mata-mata, cimentando esta dura derrota frente a un plantel infinitamente inferior en taquilla y nombres, con un guardameta de 44 años bajo sus tres caños.
Hoy se tocó un límite. Con los mano a mano de la Libertadores en la mira y una puntuación alarmante en el certamen local de cara a los trofeos internacionales de 2026, se necesita imperiosamente un refuerzo de jerarquía por línea. La cuestión atlética tampoco pasa desapercibida, por la acuciante sucesión de lesiones, y por una lentitud generalizada causante de la pérdida de la gran mayoría de fútbols divididos o de segundas pelotas.
No hay espíritu de conjunto, tenencia confiada, desequilibrio individual ni búsquedas verticales. Y si Méndez, Alario y Giménez no convencen al DT, forzándolo a modificar el planteo para medirse con un adversario carente de apellidos rutilantes, el “nos tenemos que creer que somos un gran equipo y todavía el grupo no se lo creyó”, declarado por el Barba post Carabobo, no encuentra asidero alguno en la realidad. Su enojo de esa noche también llamaba la atención.
Ahora, su continuidad quedó tambaleando durante la conferencia de prensa de la fecha: "Primero tengo que hablar con Marcos, primero tengo que pensar bien si voy a continuar. Han pasado algunas situaciones que no son de nuestro agrado. Cuando sos claro en lo que buscas, me parece que las cosas funcionan. Cuando las situaciones son confusas, tengo que evaluar a ver qué situación puede suceder y a partir de ahí evaluar si estamos o no estamos".
¿Cortocircuitos con la dirigencia, un proyecto resquebrajado, desgaste acentuado por el negativo semestre? ¿O las citadas situaciones desagradables se relacionan con frazadas, sábanas y colchones?
Salutti
Iacovich: 3
Meza: 3
Rodríguez: 5
Nuñez: 3
Benedetti: 4
Medina: 4
Ascacíbar: 4
Neves: -
Sosa: 6
Palacios: 3
Castro: 4 ⚽
Piovi: 3
Boselli: 4
Tobio Burgos: 2