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Fin de ciclo

Una derrota más. De local. Once partidos sin ganar para el cuadro que era imbatible en tal condición. Es demasiado. Pero, aparte, Estudiantes de La Plata volvió a reiterar su imagen de equipo desconcertado, sin alma, sin convicciones ni patrón de juego. No tiene respuestas físicas, futbolísticas ni anímicas. Y los resultados adversos, por ende, son una consecuencia lógica.

Con poco, Independiente le ganó con claridad a “Deportivo Enzo Pérez”. El mendocino, solo, no puede. Y el Rojo, con el manejo de Fredes y Pellerano, el atrevimiento de Villafañe y la solidez de Galeano –autor de un golazo-, lo maniató sin problemas. Y arriba desniveló por la fe determinante de Parra –le anularon un tanto legítimo por un offside inexistente-, imparable para el fondo del León, demostrando con creces todo lo que insinuaba en Chacarita.
La producción albirroja, fría y gris como la tarde, debería determinar el despido de Eduardo Berizzo. Responsable técnico de un plano inclinado infinito. Esto es punto final. Barajar y dar de nuevo. No vale la pena analizar los 90’, pues fueron más de lo mismo. Una escena repetida en la patética película de un semestre para olvidar muy pronto, y protagonizada por once individualidades en estado confusional. Cero de asociación, anticipo, sorpresa o trabajo con pelota parada. Protestas generalizadas al árbitro por fallos inapelables. Relevos tardíos. Estatismo defensivo, lentitud gestacional e impotencia ofensiva.

Si los dirigentes desean ubicarse a la altura de las circunstancias y del glorioso historial del club, urge una decisión espontánea e inminente. Que lo declarado por Filippasssssss… en cuanto a la “observación” del entrenador, no caiga en saco roto. ¿Hasta cuándo seguiremos dilapidando el prestigio conseguido a través de un lustro de gloria?

El marco de la cancha de Quilmes, pobrísimo, decoró un presente devastador. El Pincha no triunfa, no contagia, no suma y, con estas riendas, tampoco deja vislumbrar algún futuro valedero.



Salutti

Una vez mas, gracias Marble.

Estudiantes Tricampeón de la Copa Libertadores de América 1970

Afiche de la conquista de Estudiantes de La Plata consagrándose tricampeón de América / Gracias Gastón Cigalino
El 27 de mayo de 1970 Estudiantes jugaba su tercera final consecutiva de la Copa Libertadores de América. Venía de ganar el primer encuentro por 1 a 0 ante Peñarol en La Plata.
Este partido se disputó en el Centenario de Montevideo ante 60.000 personas que colmaron las tribunas.
Estudiantes formó con Errea; Pagnanini, Spadaro, Togneri y Medina; Bilardo, Pachamé y J. R. Solari; Echecopar (Rudzki), Conigliaro (C. Aguilar) y Verón.
El partido fue durísimo como todo partido de Copa, pero el Estudiantes de Zubeldía se sentía cómodo en este tipo de encuentros. Con la ventaja que había conseguido de local, sabían que el empate les servía. Y así fue, el partido terminó 0 a 0, coronándose Campeón de la Copa Libertadores de América por tercera vez consecutiva.

Tristemente la tapa de  "El Gráfico"" no hace ninguna mención a este logro, es lamentable pero no extraña a nadie, ya que el periodismo estaba cansado de los títulos ganados por Zubeldía con su "antifútbol".

Juan Echecopar comenta "La Copa del '70 la definimos con Peñarol. Ganamos 1 a 0 de local con gol de Togneri y la revancha se jugó en el Centenario, estadio donde habíamos ganado las dos anteriores ante Palmeiras y Nacional. Con el empate solamente la ganábamos. El estadio estaba lleno y ellos tenían un gran equipo. Recuerdo que estaba Ermingo Onega y en la defensa el chileno Elías Figueroa. Fue un partido durísimo y hasta el último segundo no se sabía que podía suceder. 
 

Pero resistimos la presión de ellos, empatamos 0-0 y ganamos por tercera vez la Copa. Después se armó un incidente, propio de aquellos años en la Libertadores, ya que no querían que diéramos la vuelta olímpica... Lo cierto es que todas estas Copas las conseguimos en un reducto dificilísimo".

 
Poletti, aunque no jugó, se asoció a la discusión con los uruguayos en el complicado partido del Centenario. El arquero Errea lo frena y Echecopar lo escucha.

 Tercera Copa Libertadores consecutiva para Estudiantes. Primera vez que un equipo argentino se clasificaba Campeón en el Centenario frente a un equipo uruguayo.


Gracias mazypincha por el excelente material.
El material fue extraído de su excelente blog:

 

Teléfono para el Sr. Berizzo...

Photobucket

Hace tiempo están corriendo rumores de sangre en el Country, que sí, que no, que caiga un chaparrón!
Vó que só contra... que opinas?

Estudiantes de La Patria

Como en algún momento lo dijo Alejandro Sabella en unas palabras de motivación hacia su plantel, el Pincharrata se ha convertido en el club que más veces representó al país en los últimos cinco años por méritos deportivos. En total fueron cinco participaciones en Copa Libertadores, dónde ganó la de 2009; en el posterior Mundial de Clubes ese mismo año salió segundo; una Recopa Sudamericana donde perdió frente a Liga de Quito; y tres Copas Sudamericanas. Además, si se tiene en cuenta que para ésta nueva edición ya está clasificado, son cuatro.

Pero estas cosas no son casualidades, ni trucos de magia, aunque si podría llamarse “Brujería”, ya que tras la vuelta de Juan Sebastián Verón a la institución, Estudiantes sumó regularidad, experiencia y calidad en el plano internacional, lo que hizo que el conjunto platense se proclame campeón de América en 2009, tras quedar en la puerta en 2006 y 2008. También pudo haber repetido, pero en 2010 se topó con el Inter, a la postre el futuro campeón, y en la edición 2011 no mostró su mejor nivel, pero así y todo llegó hasta los octavos de final. Además el año anterior a la consagración Libertadora había caído en el partido clave de la Copa Sudamericana.

Aquella consagración, le abrió las puertas a jugar otras competencias internacionales, como en 2010 la Recopa Sudamericana, donde cayó derrotado frente a Liga de Quito. Pero lo más importante sucedió en diciembre de 2009. En Abu Dhabi, derrotó al Pohang Steelers en semifinales y esperaba al mejor equipo del mundo en el partido decisivo, el Barcelona de Lionel Messi. Allí, donde se hablaba de cuánto iba a tardar el Barça en marcar el primer tanto y cuántos haría; el León sacó a relucir sus garras y estuvo a tan sólo dos minutos de derrotar a uno de los mejores equipos de la historia.

Sin dudas que Estudiantes se ha convertido en uno de los mejores equipos de los últimos años y he aquí una estadística que lo demuestra, ya que se ha convertido en el equipo con mayor presencia internacional por méritos deportivos, sin invitaciones de por medio, como Boca y River en ediciones pasadas de la Copa Sudamericana.

Sin lugar a dudas, todo un ejemplo argentino a seguir.

Demasiada dignidad para un fútbol enfermo

La irracionalidad canceló un partido sospechado, calentito, donde Estudiantes de la Plata desterró pronto las versiones echadas a correr por la franja minoritaria de la ciudad… y por ese importante sector del periodismo que a diario desperdicia centímetros en tratar de igualar dos extremos incomparables. “Nosotros contra Mandiyú fuimos a ganar”, espetó el mellizo Guillermo con su dialéctica ambivalente que tan bien conjugaba con la de Cappa; es el ídolo de la negación.

Al margen de eso, en nuestro interior como hinchas convivían sentimientos encontrados, pues si el Pincha perdía, era la única derrota que se le hubiese perdonado al discutido Eduardo Berizzo.
Enseguida se puso en ganancia el León, gracias a una grosera payasada del peor arquero de AFA, y a partir de allí, los insultos que bajaban de las tribunas inmovilizaron al local, preso de sus nervios para cometer infinidad de errores infantiles.

Tras una genialidad de Enzo Pérez, Rodrigo López puso el dos a cero, y esa gota rebalsó el vaso de la cordura, desencadenándose una doble batalla: por un lado la hinchada de Huracán contra dirigentes, cuerpo técnico y jugadores de su club; por el otro, la barra del Globo contra la parcialidad de Estudiantes, reeditando el odio imperante desde aquella bandera montonera en la tribuna de 57 –década del ’70- y reavivado por el cobarde asesinato de Fabián Lopriore. Empezaron a volar carteles, palos, piedras, y ante la situación incontrolable, el árbitro suspendió el cotejo.

Bochornoso espectáculo. Uno más de un fútbol enfermo de pies a cabeza, con un alevoso robo previo perpetrado ayer por la noche al Tomba mendocino en su excursión al reducto banfileño.
En síntesis, el Grande le estaba dando una mano al chico cuando el Huracán de la barbarie se transformó en tornado. Y nos ofrecía a todos una lección de dignidad. 

No cabe duda que, por decadencia institucional y desgracias deportivas, tanto el team de Parque Patricios como el virgen platense merecen bajar de categoría.

Salutti

Gracias Marble!

¿Toto lo hizo?

Photobucket
Aún quedan muchas dudas, innumerables preguntas y comienzan a correr rumores... 
Cuando las cenizas del Magno aún están encendidas y el hincha de Estudiantes todavía no logra hacer pie....
¿Hay plan B?
¿Toda la culpa es de Berizzo?

Más de lo mismo

Lejos de su ciudad, algo reflejado en las tribunas pobladas de claros. Lejos de su identidad, de su impronta. Estudiantes continúa a los tumbos, empardó “de local” con Tigre y extendió su divorcio con un verbo que en los últimos 5 años se había hecho vicio, droga y razón de ser: ganar.

Poco para destacar de otra producción tan gris como la tarde. La calidad de la Gata para patear el penal. La determinación de Enzo, muy solo para crear, jugar e inventar. El festejo del mendocino en el 2 a 1, besando efusivamente el escudo de su camiseta para demostrar cuánto quiere a este club. El fervor de Braña. ¿Y cuánto más? Si apenas luego del empate, al comienzo del complemento, tuvo un rapto de reacción, soltando a Iberbia y a Mercado por los laterales e ilusionando con despertar. Pero el letargo perdura, y Berizzo no encuentra el libreto adecuado para insuflar de confianza a sus dirigidos.


En la vereda de enfrente, los gruesos errores de traslado, los pases defectuosos, los reproches, la falta de un patrón de juego, las severas distracciones defensivas que la visita canjeó dos veces por gol. En ambos tantos, hubo infracciones previas –a Desábato y a Braña- no sancionadas por Laverni; pero eso no quita responsabilidades a la pasividad de la zaga en la primera igualdad, ni al estatismo en la definitiva, donde Fede Fernández abandonó la marca de Echeverría.

Será difícil analizar partidos en esta etapa de transición. Suenan nombres que dejarán al Grande, los medios vende-humo tiran tiros a la luna, se respira un aire de incertidumbre, y el tajante receso de julio se aproxima. Todo indica que el DT conservará el cargo gracias a su buena estrella con el cacique, porque por mucho menos otros debieron bajarse del barco. Mientras tanto, aquella etiqueta de equipazo respetado, de espejo para la mayoría, luce a cada paso más desgastada.

El León no produce. Olvidó la forma de cerrar los encuentros. No contagia. Ni cree en sí mismo, quizás como una consecuencia directa de un discurso vacío de sustento. Hablar de mala racha, a esta altura, parece irrespetuoso con la excelsa historia escrita por este mismo plantel.

Salutti

Gracias Marble

Bossio, 15 años después

Hay una fecha que Carlos Bossio jamás podrá olvidar: 12 de mayo de 1996. Ese día, su equipo —Estudiantes de La Plata— perdía con Racing 1 a 0. Y, a segundos del pitazo final, Chiquito tuvo una aparición heroica, sin precedentes en el fútbol argentino. Luego de un córner de Marcelo Couceiro, fue él quien, de cabeza, decretó el empate. Y fue final. Una igualdad que mantenía al Estudiantes del Profe Daniel Córdoba en la cima de la tabla.

A 15 años de aquel partido, Bossio recordó junto a Clarín aquel histórico gol.


¿Qué significó ese gol en tu carrera?

—Tuve muchos momentos que no voy a olvidar. Pero ese gol fue diferente. Y toma más importancia porque la gente se acuerda mí por el gol a Racing. Todos los días me cruzo con alguien que me lo hace recordar.

¿Alguna vez soñaste vivir una situación así?

—No. Cuando estaba en inferiores era muy difícil que un arquero hiciera un gol. Antes el arquero estaba sólo para atajar. Ahora pueden patear tiros libres, penales, es diferente.

¿Cómo fue el día posterior? —Pasé el lunes en Córdoba. Conmigo viajaron varios medios que me querían hacer notas. Iba con la intención de pasarla en familia y me pasé hablando todo el día con periodistas. Me llamaban de todos lados. Y después, en la semana, hasta fui a lo de Mirtha Legrand. No lo podía creer.

¿Pensás que podrás repetirlo?

—Aquello fue algo del momento. Ahora se trabaja mucho la pelota parada y eso lo hace más difícil.

Nota: Clarín.com

16 años y pico después...

Luego de un año en la segunda división, en mayo de 1995, Estudiantes de La Plata derrotó por 1 a 0 a Gimnasia y Tiro de Salta y se consagró campeón de la temporada 1995/1996 del Nacional B.
El conjunto dirigido por Miguel Angel Russo logró el título a cinco fechas del final. Aquel equipo estaba integrado por Juan Sebastián Verón, Rubén Capria, José Luis Calderón y Martín Palermo, entre otros. Texto completo de Volvieron de taquito, nota publicada en la revista El Gráfico del 16 de mayo de 1995.

EL CAMINO DE REGRESO
"Pasaron doscientos sesenta y cinco días desde aquel 21 de agosto de 1994. La tarde en que Estudiantes se despidió de la Primera División en la cancha de Lanús. Parecía que el mundo se acababa. La hinchada de Gimnasia le dijo adiós con velas, anunciando el velorio de su rival...

Ese mismo día, al salir del estadio Monumental de River, Miguel Angel Russo le acercaba la idea a Eduardo Luján Manera. El regreso comenzaba a tomar forma. Sólo cinco hombres de aquellos que en la tarde aciaga ofrendaron las camisetas empapadas de sudor y lágrimas, estuvieron en esta noche del 12 de mayo de 1995. Casi un año atrás se iban los dos Capria (Rubén y Diego), Calderón, Prátola y París por un túnel que parecía un símbolo. De ese plantel también quedaron el arquero Gustavo Alejandro Sessa, el defensor Juan Marcelo Fontana, los volantes Néstor Emilio Soria y Juan Sebastián Verón, los delanteros Fernando Gastón Córdoba y Martín Palermo.

Había que replantearse todo. Empezar de cero, desde las inferiores hasta la formación del equipo que debía salir a la cancha para jugar el Nacional 'B', y también la Supercopa. El debut de este modelo 1994/95 fue en el mítico estadio Maracaná; cinco días después era el turno de Chacarita, de local.

La familia Pincharrata -como les gusta que los llamen- buscaba unirse. Russo y Manera comenzaron a llamar en las puertas de los históricos. 'Se había perdido la idiosincrasia del club', decía Miguel por aquellos tiempos. Todo el mundo comenzó a movilizarse con un solo objetivo: volver.

Para eso había que armar el plantel, los esperaban cuarenta y dos duras fechas (al final necesitó cinco menos), en el torneo más federal y más largo de la AFA.

'BIENVENIDOS AL NACIONAL B'
Quedaban pocos profesionales en el plantel y empezaron a llegar los refuerzos. Juan Manuel Llop consiguió su pase libre de Newell's cuando acababa de firmar un nuevo contrato con los rosarinos: 'Me gusta el desafío de quedar en la historia de este regreso y me la jugué', dijo a manera de saludo. Su función estaba clara: sería el libero y, por su experiencia, un hombre clave para manejar el equipo desde el fondo. Además, fue el único que jugó todos los minutos de todos los partidos.

También hubo tiempo de sacudir el mercado con la incorporación de Carlos Gustavo Bossio. La suma total ascendió a 750.000 dólares. El precio incluía al volante Luis Ernesto Sosa (el único futbolista que jugó en todas las categorías del fútbol argentino). 'Al arquero lo trajimos con una visión de futuro, el tiempo nos dio la razón: lo convocaron a la Selección. En cambio, el uruguayo vino porque necesitamos jugadores que conozcan la categoría. El había ascendido con Chaco y Belgrano...', explicaba Russo.

Atrás de ellos vinieron Andrés Cecilio Galeano, Mariano Armentano y Leonardo Alfredo Ramos a préstamo de Vélez. Después, de Paraguay, llegaron Domingo Zoriano Arévalos, Adelio Rubén Salinas y dos argentinos que estaban en aquel país: Noguera y Ricardo Rojas. El último en incorporarse fue el lateral Manuel Santos Aguilar, que había jugado un par de partidos para All Boys en este mismo campeonato.

Ya estaban todos. Había que salir a jugar. Nada menos.

Arrancó por la Supercopa y pasó la primera fase ante Flamengo. Pero la prioridad era el Nacional 'B'. La mañana del domingo 18 de septiembre, exactamente a las 11.00 horas, con el sol del incipiente mediodía empezó la vuelta a Primera. Enfrente estaba Chacarita. Estudiantes, con camiseta blanca y encabezado por Llop, salió a la cancha. Bossio, el Chocho, Ramos, los dos Capria, Squadrone, París, Galeano, Calderón, Armentano y Méndez integraron la primera formación.

El estadio estaba repleto, la gente ya presionaba por el regreso, pero... el equipo no aparecía. 1-0 abajo al final del primer tiempo. Con cabezas bajas llegaron al vestuario, Miguel Angel Russo los recibió con una frase: '¡Bienvenidos al Nacional B!'

El lo conocía mejor que nadie, dos ascensos anteriores con Lanús lo certificaban. Primer partido, un punto. Venía dura la mano.

LA MAQUINA DE SUMAR
A partir de ahí, la familia supo lo que era jugar el ascenso. Hacía 41 años que no lo vivían. Ya no se acordaban. El equipo se fue armando sobre la marcha, los nombres cambiaron y los resultados empezaron a llegar. Todo regido con las máximas Pincharratas: orden, sacrificio, solidaridad y esfuerzo. ¿Resultado? Equipo récord en el Nacional 'B', con el 80 % de los puntos en juego.

Los jugadores entendieron el mensaje y se armó la banda, como también les gusta llamarse. Siempre con el Chiquito Bossio al arco, salvo cuando tuvo que ir a la Selección. El Chocho Llop barriendo atrás de los dos stoppers: Prátola (en la campaña anterior había sido libero) y el Paragua Rojas (a veces Diego Capria y otras, el Vasquito Azconzábal). En el medio, Leo Ramos (defensor por naturaleza), con el Rulo París por la derecha, la Brujita Verón como eje central y el Sopa Aguilar por la izquierda (en su nueva versión como volante). Adelante de ellos giraba la zurda sublime del Mago Capria, que servía de enganche con Calderón y Armentano o Arévalos.

Esa fue la base, con hombres que fueron claves de este ascenso. Un ejemplo: Claudio Martín París. Un jugador muy requerido por los equipos grandes hace dos años. Decayó notablemente su nivel en la última campaña en Primera, a tal punto que era silbado por su propia hinchada. La hostilidad llegó a su grado máximo cuando recibió una apretada en forma de pintada en su casa. Parecía que su destino estaba fuera de La Plata. Se quedó y fue vital, en un mediocampo que corre más que Tom Hanks en Forrest Gump...

No fue el único, todos los ojos se posaban sobre el jugador desequilibrante: el Ruben -así, sin acento-. Sí, Capria. La estrella. Todos jugaron para él. El hizo jugar a todos. Como a José Luis Calderón, que convirtió 23 goles en 35 partidos. Un terrible goleador que no quiere identificarse como tal.

Por último, en las menciones especiales está Edgardo Fabián Prátola. Desde el silencio, con un corazón bien Pincha, se metió a cuanto delantero pasó delante en el bolsillo. Cambió la imagen de inconducta que traía para salir del equipo titular sólo por acumulación de amarillas. Atrás quedaron las tarjetas rojas que lo llevaban a ser el jugador más expulsado de cada temporada de Estudiantes. En ésta, nunca lo expulsaron.

Todos juntos llegaron a este día de gloria. 1-0 sobre Gimnasia y Tiro de Salta. El día que aseguraban el primer puesto. El día que podían ser campeones sin darse cuenta. El día que dieron la vuelta olímpica sin saber si era ésta la noche del regreso.

¡Qué importa! Si hasta Miguel Russo abandonó su imagen de seriedad para ponerse una bufanda con los colores con los que siempre jugó.

Los ruidos en la ciudad marcan que Estudiantes volvió. El Pincha está de vuelta, como manda su historia."

Abel Ernesto Herrera (9 de mayo 1955)

Surgido de sus divisiones juveniles, realizó toda su carrera como futbolista en Estudiantes de La Plata. Debutó en 1972, durante el Reclasificatorio del Torneo Metropolitano de ese año, y hasta su retiro en 1988 disputó 467 encuentros con la camiseta del equipo platense, siendo el jugador con mayor cantidad de presencias en la historia del club en partidos oficiales de Primera División.2

Siempre como marcador de punta, profundizaba su juego en la velocidad y la proyección por el lateral izquierdo, virtud que aprovechaba por su baja estatura y su pequeño físico.

Fue una de las figuras del plantel que se consagró bicampeón de Primera División tras ganar el Torneo Metropolitano 1982 y el Nacional 1983 bajo la conducción de Carlos Salvador Bilardo y Eduardo Luján Manera.

 Retirado de la práctica deportiva en el año 1988, tuvo un breve paso como entrenador en equipos del ascenso y como técnico interino de Estudiantes, donde también trabajó en las divisiones juveniles.

Texto: Wikipedia

Gracias Abel, gracias León!

Una estrella que está dormida

En la víspera, el mandamás Filipas aseguró la continuidad de Eduardo Berizzo hasta fin de año en Estudiantes, pues se respetará su contrato. Eso terminó de desanimar a muchas almas albirrojas para concurrir hasta el estadio granate, donde el Grande de La Plata recolectó un empate tan pálido como su actualidad. Una igualdad inocua, casi decisiva para despedir la chance de campeonato.
 
Frente a un rival también alejado de sus mejores temporadas, el Pincha fue superado en la primera mitad, donde fue “Orión, Enzo y 9 más”, con la firmeza de Fede Fernández integrando el podio imaginario. Pero el mendocino se las debía ingeniar por todo el ancho del campo, encaraba, la entragaba redonda, y no hallaba socios en el medio ni conexión en Lea Gonzalez, que –se sabe- habla otro idioma y era el único hombre de punta dispuesto por el discutido DT. Abajo, Agustín salvó dos claritas que iban adentro, una en mano a mano con el 9, y otra volando sobre su ángulo izquierdo tras un disparo preciso de Araujo.

Tal vez en el descanso alguien habló en el vestuario, y al arrancar la segunda mitad se vio a un visitante más decidido, adelantado en el terreno, y dominante. Sin brillar, lo fue acorralando a Lanús, y si bien le creó un par de situaciones, no tuvo el punch ni la precisión necesaria en la zona caliente de la definición. Algo típico de un equipo que ha perdido la confianza en si mismo.



La expulsión de Regueiro en Lanús precipitó el ingreso de Barrientos por Iberbia, y enseguida entró la Gata por Roncaglia, en una doble apuesta ofensiva bastante tardía de Berizzo, que de entrada plantó en cancha un equipo amarrete, para no perder. Y en el cierre, las pinceladas del Pitu y la categoría de Gastón no tuvieron tiempo real para manifestarse en dimensión.

El León de los 45’ iniciales se pareció terriblemente a aquellos cuadros albirrojos previos al lustro glorioso que se va apagando. Chato, común, intrascendente. “Se está apagando, pero sigue brillando”, canta Andrés Calamaro en “Las Tres Marías”.

Infinitamente lo estamos queriendo a Estudiantes, una estrella que por imperio de sus desatinos internos, está dormida.

Salutti

Gracias  Marble!

Un sol que se pone y deja su huella

Fuera de todo. Del campeonato local, donde el lote de arriba se le fue lejos. Y esta noche, encima, cortó relaciones con su amor dilecto, la Copa Libertadores de América. ¿Cómo digerir semejante trago amargo si hoy, justo este jueves 5 de mayo, Estudiantes volvió a ser el equipo sólido, concentrado, corajudo, respetable? ¿Cómo entender que aquí se termina el romance de más de un lustro y quizás el ciclo de un DT cuya reacción tardía en rodeo ajeno no alcanza a tapar la cantidad de equivocaciones acumuladas?

En el partido de las paradojas, Roncaglia erró su penal, tras haber sido figura y salida por la banda derecha. Minutos antes, el árbitro anuló la atajada de Orión, en una que nunca se cobra. No debe sorprender, porque amonestó a la Gata por cubrir la pelota con el cuerpo, y al marcador personal de Enzo recién después de la novena o décima falta fuerte al mendocino. Igualmente, no vale la pena apuntar al referee. No es el estilo de León, que no llora ni “escappa”.

Si la derrota cala hondo, es porque a lo largo de la velada renació el cosquilleo provocado por el equipo de los milagros. El de las hazañas. El de las epopeyas. Por momentos parecía que Bilardo, Zubeldía o Sabella estaban al costado de la línea de cal. Y por eso la caída lacera tanto. Porque el León no mereció perder, en llave que no supo resolver de local.

¿Cómo sigue la historia? ¿La CD despedirá a Berizzo, el conductor de la Ferrari que se fue desinflando y en la última vuelta trató de desplegar su furia rampante? ¿O esperarán hasta julio, donde comenzará una nueva etapa de pronóstico impredecible?

¿Continuará jugando la Brujita? ¿Emigrarán al exterior algunos históricos, tipo Chavo y Chapu, en busca de una recompensa económica por demás merecida? ¿Cruzará el Atlántico el mejor 8 del país? Acaba de concluir un ciclo im-pre-sio-nan-te de un grupo de jugadores, inducidos para siempre en la historia magna del club. Nada menos. Un hecho profundo. Trascendente y emotivo.

No es hora de hablar de Pires, de los errores, ni de apuntar a nadie en particular. Era un desenlace previsible, por el malestar palpable, por cómo se venía desenredando la madeja. No hubo nada de sorpresas, aunque la fe intacta en el temple del plantel siempre permitía regenerar la esperanza. Por eso ahora nos queda un sabor injusto, al medir lo ocurrido bajo la óptica del esfuerzo.

Campeón 2006, Subcampeón de la Sudamericana, Campeón de América 2009, Subcampeón del Mundo ante el Barcelona más poderoso de todos los tiempos, Campeón 2010…

Si vale la parábola, es como observar un sol redondo, incandescente, que se esconde en el poniente. Pero ha dejado su huella, su pulpa latente, en forma de estrellas; grabadas a fuego, son las alegrías atesoradas dentro del corazón.

Necesitaremos mucha humildad, genuino talento, toneladas de honestidad, para asistir a un nuevo amanecer.

GRACIAS CAMPEONES!!!
Salutti

Gracias querido Marble por el análisis en estos dolorosos momentos

Olór Nro 5... EDICIÓN EXPECIAL!

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Pd: no se aceptan devoluciones...

De yapa el audio de la última nota a Angelito

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NO SE OLVIDEN...

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Homenaje a Caloi

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Gracias Revista Animals! / clik en la imágen para ampliar.

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