POR QUÉ ROMÁN MARTÍNEZ

por Walter Vargas

Sellada la certeza de que desde hace un buen tiempo la política de incorporaciones de Estudiantes deja mucho que desear (especialmente pésima la del último tramo de la gestión de Filipas, cuanto menos brumosa la de la gestión de Lombardi: de hecho, en estos mismos días suenan algunos nombres inquietantes), es justo defender, sin embargo, la decidida búsqueda de Román Martínez. Y no porque éste sea la más acabada encarnación de una garantía de eficiencia, sino porque amén de tratarse de un buen futbolista, es el suyo un rol en el que no abundan postulantes confiables y mucho menos por un precio accesible. Tal y como está el bendito mercado, así, con minúscula inicial (no confundir con Mercado Gabriel), un millón de dólares, o por ahí, resulta viable. 

Ahora, bien. Pensemos en el desenlace más antipático: Román Martínez desoye la presunta promesa que le habría hecho a Diego Cagna y/o ejerce el legítimo derecho de buscar otro horizonte. Ahí sí Estudiantes estaría ante un problema de compleja resolución, descontado, urge que sea dicho de paso, que el retiro de un irremplazable como Juan Sebastián Verón ya es por se un problema tan descomunal como un salto al vacío. 

Verón, es cierto, había formulado una simbólica o no tan simbólica petición de que Leandro Benítez heredera su posición, pero aún en la vertiente más optimista y piadosa hoy es muy difícil poner sobre el tapete argumentos irrefutables que sostengan la posición del Chino de Berisso. ¿Por qué? Porque sus últimas imágenes en estado de gracia datan de finales de 2010. Aquellas siete intervenciones para otros tantos goles del Estudiantes campeón son parte de un pasado lujoso, pero pasado al fin, que debe de ser recordado con una gratitud jamás emparentada con la sumisión. En 2011 y lo que va del 2012 se ha operado en el Chino una deriva negativa y sistemática: profundización de sus defectos y declinación de sus virtudes. ¿Desde cuál lugar sostener a un Benítez que ni siquiera es capaz de establecer una impronta virtuosa en córners y tiros libres? 

Conste que esto no supone satanizarlo ni invitar a que se desdeñe su pertenencia a la albirroja, tampoco negar un eventual rol de transmisor de esa pertenencia a pibes y recién llegados y mucho menos despreciar la posibilidad de que recupere nivel y gravitación. Pero así como el todavía inexperto Leo Jara es un potencial doble cinco organizador al que han confinado a las orillas; Diego Auzqui no deja de ser un proyecto sin presunción de despegue inmediato y el talentoso Joaquín Correa es un chiquilín de 17 abriles, el Chino Benítez no parece el más indicado para dotar a Estudiantes de una razonable dosis de fluidez, desequilibrio y pimienta en las zonas donde se cuecen las habas que más cuentan. 

Por todo esto, Román Martínez sí.

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