Tejo, pepas y algo mas...

En el juego veraniego de los contrastes, el muletto pincha goleó al Racing infanto-juvenil de emergencia, con socre de 4 a 0 previsible al observar las formaciones bajo una noche inestable, tormentosa, amenazante por los rayos que ahora parecen matar más que antes, y salpicada por ratos de llovizna.

Con la mayoría de los titulares en la platea, el Campeón Argentino dejó tela para cortar, porque -a despecho de la mala cara de los organizadores, quienes armaron el mini torneo esperando otro marco-, Alex Sabella lo planteó de antemano con seriedad. Con un compromiso que tuvo como abanderada a la dupla Benítez-Matías Sánchez, y desde allí, con algunos aportes valiosos, estableció una clara superioridad.

El DT estará evaluando a estar horas el debe, conformado por las dudas de Taborda en cada salida, y por la timidez de un Auzqui que sigue desperdiciando oportunidades. El renglón de las promesas que continúan siendo sólo eso -el enredado Maxi Núñez, el lungo Pereyra y sus claroscuros-. Y el pequeño pelotòn de quienes cumplieron, integrado por Mercado y Roncaglia.

En la hoja del haber, la firmeza ya proverbial de Fede Fernández, el referido bagaje del doble cinco, y la auspiciosa presentación de Barrientos; que entró impreciso, se fue acomodando, hizo un golazo pegándole con la elegancia de los distintos, y siempre trató de darla redonda, de acariciarla. No me olvido de Iberbia, aquel que una vez, allá en Porto Alegre, se bancó todo en esa final de alargue contra el Inter de Dalessandro, y ahora obliga al Magno a considerar si es tan urgente salir a comprar un reemplazante de Rojo; el Rana se comió la cancha, con una corrida notable en el desborde que propició la apertura del marcador.

Para el final, algunos ingresos a futuro. Jara, el encarador Carrillo -dilapidó dos mano a mano pero ni bien agarra la pelota encara para el centro del área como si lo persiguiera Bin Laden-, y el vistoso buen pie de Stefanatto.

En el bello estadio mundialista, Estudiantes fue mayoría también en el cotejo de cabeceras. Una constante en cada visita del Pincha a la Ciudad Feliz, donde siempre "es local otra vez". Ante cualquier grande devaluado, o frente al que raye. Claro, si los responsables de armar los certámenes estivales en la insinuante Mardel conocen hace rato la magnitud de un equipo en serio, el seguimiento impresionante de su gente y la convenciencia de considerarlo una opción primaria al barajar invitados. "Están de moda", esgrimen en tanto los insignificantes, mientras el Grande crece a todo trapo, afuera del rectángulo trata de dar en la "Tecla", y su techo no se avizora.

Salutti

Gracias Marble por el análisis... huuuuyyyaaaaa!!!!