El Pincha ya salió campeón…

Estudiantes resultó el mejor equipo del Torneo Apertura del Bicentenario, y la victoria de esta tarde ante el duro Arsenal le permitió alcanzar la justa retribución del título para coronar otro año magnífico.

Campeones de nuevo, nada menos. Por undécima vez, con 2 puntos encima de Vélez pero con 15 de luz en el global del anuario (85 a 70) sobre el cuadro de Liniers, en un campeonato que el Pincha liquidaba al menos un mes antes si hubiese sido de enero a enero.

El partido mostró dos mitades bien definidas, con una inicial complicada para el León, traicionado por los nervios conforme pasaban los minutos y desde Avellaneda llegaba el 0-1 a favor de Vélez; no lograba continuidad, erró muchos pases, y el 85% de los rebotes, rechazos y pelotas divididas cayeron en los pies de Arsenal.

En el complemento, como otras veces en el certamen, el Tetra borró de la cancha a su rival, con una determinación que fue inclinando la cancha e incentivando a la tribuna. Los de Alfaro, abrumados, fueron perdiendo poder defensivo, se replegaban con todos los jugadores en su campo y la reventaban a cualquier parte, mientras Estudiantes buscaba por afuera, triangulando, moviéndola de lado a lado, con centros, las diagonales de un Enzo que iba creciendo con el correr de los minutos, el alma del Chapu, y con jugadas de pelota parada. Sin sobresaltos atrás, porque la zaga, parada bastante lejos de Orión, ya anticipaba cada intento con el corazón.

Entró Hernán Rodrigo López por la Brujita y el cambio sería decisivo; el yorugua desnivelaría a los 29’ con un cabezazo incómodo que desató la contagiosa locura del desahogo, y cerraría a los 42’ con una parábola exquisita al palo derecho de Campestrini, similar a la de Gastón Fernández en la cancha de Independiente.

Después la vuelta olímpica, la emoción, los abrazos, Orión y Enzo trepados al alambrado, la Gata con sus dos nenitos de la mano, los jugadores trepados al arco de la hinchada, las palabras de Sebastián recordando “a los que están arriba”, el grito en honor al “Ruso” Prátola, el delirio, la caravana de la gloria con brindis incluidos en medio de la autopista, y la recepción del flamante campeón en la Municipalidad, ante una Plaza Moreno colmada por la marea roja y blanca.

Las lágrimas de Ro-Ro luego del 2 a 0 sintetizan el triunfo del esfuerzo sobre las adversidades, constantes tanto en el segundo semestre del Grande cuanto en esta etapa del 9, perseguido por las lesiones como el plantel que integró. La fe, la humildad, el trabajo, el no bajar los brazos nunca, el sacrificio, premiaron al centrodelantero justo en el último match, y su olfato de gol significó la llave al título tras un desenlace merecido, soñado e ideal. Jugando a cuentagotas, Hernán tuvo un peso fundamental.

¿Y el establishment antipincha que incluye diarios, radios y programas de TV? ¿Y el Gordo Palacio? ¿Y Cappa? ¿Y Almeyda? ¿Y el pelado Silva? ¿Y Apo? ¿Y Niembro? ¿Y Fantino, que ignoró a Estudiantes los últimos 7 domingos? ¿Y Olé? ¿Y AFA? ¿Y el COPROSEDE, con su cuota de incomodidad y de absurdo? ¿Y el vendehumo de Souto? ¿Y Hoja de Tilo? ¿Y Alak? ¿Y el Ratón Pérez? ¿Y Calderón? ¿Estarán ahora haciendo zapping, tratando de encontrar algún motivo para aplacar la frustración vergonzante, intentando mitigar la impotencia de haber remado en vano, moviendo influencias y difundiendo miserias contra un coloso del fútbol mundial?

Al Magno Sabella, al cuerpo técnico, al Profe Blanco y a los jugadores, nuestra gratitud por ofrendarnos esa undécima estrella tan esquiva y tan deseada. La 11, la que se hizo rogar garabateando el número del capitán en el inconciente general. Esa “vuelta más”.

La undécima estrella… Una suerte de regalo de Navidad descolgado de la corteza del infinito y colocado de raíz en el cielo albirrojo; allí donde relucen hechos profundos, emotivos, de materia imperecedera.

Salutti

Gracias Marble!!!