Muslera y Carrillo, pilares de un triunfazo

Análisis por Marble Arch

Canchita por Maraja


Por cómo venía la mano a todo nivel, la victoria de anoche por 1 a 0 ante el Racing de Costas vale mucho más que 3 puntos, pues Estudiantes la precisaba como las raíces al agua.

Dentro de un partido friccionado, mordido e intenso, donde prácticamente no hubo situaciones claras para ninguno durante la primera etapa, el León mostró solidez defensiva en la cueva con la dupla González Pirez-Facundo Rodríguez, concentración extrema en Arzamendia, algunos desajustes propios de su ímpetu juvenil en Román Gómez, y un sello de garantía en la silueta de Fernando Muslera, dueño absoluto del área, ordenando siempre a sus compañeros, segurísimo de arriba, e irradiando una inequívoca sensación de invulnerabilidad. 

Sin embargo, el trajín desordenado de Ascacíbar, las decisiones mayoritariamente erradas de Palacios y los toques a cuentagotas de Medina deslucían las atinadas pausas de "Pucho" Castro, las positivas intervenciones de un encendido Cetré y el pivoteo quirúrgico de un Guido Carrillo monumental para ponerse la 9 con el tabique fracturado. Por eso no fluía la creación ni se hilvanaban jugadas de peligro.

En el complemento se vislumbraba un panorama similar, con la seguridad de Muslera minimizando cualquier riesgo. Pero a los 55', una pérdida alta e infantil de Palacios al avanzar con pelota dominada cae en los pies de un rival, quien insólitamente alarga para Cetré, el colombiano levanta la cabeza, envía un centro pasado para Carrillo, Guido desacomoda a su marcador, la baja y de derecha la cruza esquinada, con pique en el medio, al segundo palo de Cambeses.

Siete minutos más tarde, el goleador de Magdalena deja algo sentido su lugar a Farías. Y a los 65', en una acción intrascendente, Castro raspa la canilla y el tobillo de Nardoni de manera irresponsable, el árbitro le saca amarilla, el VAR lo llama y la roja condena al León a jugar con diez hombres por espacio de casi 40 minutos, porque terminarían adicionando 7. Enseguida, Benedetti por Cetré. Y en la ventana de los 82', Sosa y Amondarain por Medina y Palacios, en el debut absoluto del rubio volante de Bavio, con tranco parecido al de Claudio Marangoni.

Hubo una enorme atajada de Muslera, volviendo sobre sus pasos para manotear abajo junto al caño un desvío en Román Gómez. Varios descuelgues absolutos del uruguayo lejos de su arco. Una buena combinación de Sosa con Benedetti para la llegada a fondo de Gastón que no prosperó en su pase atrás, y otra de Farías con Amondarain para el disparo exigido de éste luego de buscar la devolución al vacío.

Y en el agregado, el conjunto albirrojo se multiplicó para cerrarle los caminos a la Academia. Que se topó con una retaguardia aguerrida y un guardameta de verdad.

El grito de Domínguez a la cámara, ni bien culminó el partido, mostró el desahogo del Barba, bastante ninguneado por la dirigencia la semana pasada, cuando su continuidad caminó por la cornisa y el público estalló contra los jugadores en pleno encuentro frente a Huracán.

Ayer se vislumbró una mejora actitudinal. Nadie escatimó esfuerzos. Entonces, la jerarquía de su centrodelantero y de su golero le permitieron al Tetra señalar la mínima diferencia. Van dos triunfos al hilo, y aunque hayan sido sin estridencias, siempre sobre ellos se construye.

Salutti

Muslera: 9
Román Gómez: 5
González Pirez: 6
Facundo Rodríguez: 5
Arzamendia: 6
Castro: 5
Ascacíbar: 5
Medina: 4
Palacios: 4 
Cetré: 7
Carrillo: 8 ⚽

Farías: 5

Domínguez le debe un monumento a Cetré

Análisis por Marble Arch

Canchita por Maraja


Dos años atrás, en el inicio del Ciclo Domínguez, ELP derrotaba 2 a 1 a Huracán. Anoche, ante el mismo rival, un resultado idéntico salvó al Barba de la guillotina, tras un primer tiempo decepcionante.

El planteo 5/4/1, con la insólita inclusión de Funes Mori en la zaga, desnudó la confusión mental del DT, y en el amanecer del partido el central pierde la marca de Fabio Pereyra en un corner para facilitar su cabezazo cruzado junto al caño e inatajable para el vuelo de Muslera.

Después, la apatía y falta de profundidad características del semestre anterior. Con dos laterales que no subían, Medina y Palacios desperdiciados en las bandas, y un doble cinco donde el despliegue de Ascacíbar y la calidad infinita de Sosa no alcanzaban para equilibrar la movilidad del eje quemero integrado por Leonel Pérez, el "Colo" Gil, Sequeira y el inquietante Miljevich, quienes generaron varias chances con la ayuda de las incongruencias defensivas albirrojas y de la horripilante actuación de Funes Mori.

Un tiro débil de Carrillo y un frentazo alto de González Pirez en un tiro de esquina habían sido las únicas aproximaciones locales, hasta que en una pelota larga en el extremo izquierdo, un mal rechazo del arquerito Meza rebota en Arzamendia y le queda servido al paraguayo en diagonal dentro del área, con el arco desguarnecido, pero duda en patear desde posición privilegiada y le cede el balón a Palacios, quien rodeado de tres defensores no logra empujarlo a la red.

Al "movete, Pincha, movete" le sucedió, al filo del descanso, un inédito "la concha de su madre, a ver si ponen huevo, que no juegan con nadie, jugadores". No recuerdo haberlo escuchado no sólo en UNO, tampoco en el Único, ni con Sensini o Milito. Creo que se había cantado algo así en la época de Malbernat, o antes con Ramos Delgado. Y ese hartazgo significó la más cruda y acabada radiografía de la realidad. El diagnóstico de un equipo sin alma ni timón.

"Hace 3 ó 4 semanas que no hablo con Domínguez", tiró Verón en un programa radial de entre semana. En otro, Ascacíbar salió a bancarlo. Y en la desolación de un entretiempo crítico, en el que se asegura hubo gritos, duros reproches e insultos, el técnico "renunció" a su planteo equivocado y sustituyó para el complemento a Funes Mori por Cetré.

Y "Colombia", cuyo nombre estaba en la lista de prescindibles entregada al Consejo Técnico, el tipo desechado con inminente fecha de puerta, evitó la hoguera con su rebeldía en ambiente por demás caldeado. Porque tras un par de desaciertos, a los 19' se perfiló a la carrera de espaldas al arco para tomar de media chilena una peinada de Carrillo y clavó el esférico contra el palo derecho, en un golazo memorable por repentización, plasticidad y precisión. Y a los 24' desbordó como wing izquierdo para meter un centro bárbaro que el testazo justo de Alexis Castro -había relevado a Sosa- transformó en el 2 a 1. De cualquier modo, se notaba otra actitud general. Como si aquellos insultos hubieran tocado alguna fibra.

Entonces, los nervios y el desconcierto padecido de movida por el León se trasladaron al Globo, golpeado por esa ráfaga cafetera. Román Gómez entró bien por el sentido Meza, sin escatimarle a la suela (resultan inexplicables la insistencia por el ex Colón, el freezer de Facundo Rodríguez, la negativa de poner al chico Valente Pierani...), Farías no pesó en su ratito por Medina, y ya en el descuento salió Palacios para reforzar con Benedetti el lado de Arzamendia, mientras Guido se robaba aplausos por su entrega para pelearlas todas.

"Supuestamente hoy me iba yo. Mediáticamente daban por hecho mi renuncia, o que me quieren echar en el club", señaló Domínguez en la conferencia de prensa. Como si viviese una realidad paralela. "Yo le quiero hablar al hincha, estoy donde quiero estar, elijo estar acá. Hasta el día que venga la Secretaría Técnica, Agustín, Marcos o Sebastián y me digan hasta acá. Yo mal al club no le quiero hacer. Queremos volver a estar en una final, porque el hincha se acostumbró a jugar finales".

Ayer, el hincha veía a Estudiantes a 5 puntos del descenso. Y contaba apenas tres victorias en los 18 choques previos. Pero el DT prefiere refugiarse en un papel de víctima en lugar de asumir su responsabilidad. De autocrítica o humildad, mejor no hablar. "No hay que tapar a los pibes", deslizó. Los pibes que él mismo tapa.

El Pincha volvió a jugar muy mal. Si el árbol de estos vitales 3 puntos tapa el bosque, la colisión será demoledora.
Salutti
Muslera: 7
Meza: 4
G. Pirez: 4
Núñez: 6
Funes Mori: 2
Arzamendia: 5
Sosa: 6.5
Ascacíbar: 6
Palacios: 6
Medina: 6
Carrillo: 7
Cetré: 8 ⚽
Román Gómez: 7
Castro: 7 ⚽
Farías: 5

¿Aún no renunció Domínguez?

Análisis por Marble Arch 

Canchita por Maraja 


La derrota por la mínima diferencia de esta noche en Santa Fe frente a Unión significó el enésimo capítulo de una novela cuya trama se ha tornado insoportable. Por la forma, por el fondo, y por la imparable sucesión de resultados adversos. En varios lapsos de la primera etapa, al mirar el partido, cabía preguntarse si los hombres vestidos con la camiseta pincharrata se lo estaban tomando en serio, o si se habían confabulado en secreto para tenderle una cama al DT.

De entrada, media vuelta de Fragapane que pega en el lado externo del palo de Muslera. El Pincha no hacía pie, pese a la movilidad de Palacios y a las buenas intenciones de Alexis Castro, porque Ascacíbar y Piovi erraban pases a rolete, tanto Meza cuanto Benedetti perdían la mayoría de los balones, Farías no quería rasparse las piernitas, y Guido, además de padecer una soledad extrema, se contagiaba de tanta mediocridad lacerante.

A los 17’, gran salvada de Muslera ante una entrada profunda de Tarragona. Y a los 21’ la apertura del local en una salida del fondo de León, cesión amateur del "flamante refuerzo" González Pirez hacia el medio a Piovi, éste no consigue corregir ni controlar, la roba Mauricio Martínez, González Pirez quiere enmendar su horror pero no llega, Santi Núñez de manera insólita se corre hacia el costado dejando pasar al rival, y el jugador tatengue la puntea en total libertad contra el poste izquierdo de Muslera.

El desconcierto era notorio, aunque es el común de los últimos meses de un plantel rutilante de nombres, pero sin rumbo ni actitud dentro de un ciclo agotado hace rato.

Hubo una atajada baja de Muslera, semitapado luego de un corner. Y en otro envío de esquina, miraron todos, Facendini la agarró de zurda y la pelota salió anchita nomás del ángulo.

Estudiantes recién llegó a los 42’ cuando un bochazo largo de Ascacíbar fue bajado por Castro, éste de espaldas al arco ensayó una media chilena y Palacios no alcanzó a conectar de palomita. Y ya en el descuento, Tagliamonte rechazó por encima del travesaño un bombazo alto de Piovi, después de un despegue apurado de la zaga de Unión.

De movida, en el complemento, el petiso Gamba (1.65 metro) lo cuerpea en un fulbazo llovido al grandote González Pirez, lo deja en ridículo, y la brillante atorada de Muslera evita el 2 a 0. A los 53’, tres variantes juntas, cuando Medina, Cetré y Arzamendia reemplazan al tibio Castro y a los pésimos Farías y Benedetti. Y hay un soplo de reacción en un arranque de Cetré detenido con mano por el lateral, tiro libre fuerte de “Colombia” al primer palo y la peinada de Carrillo no entra por centímetros.

Sin embargo, Medina no logra pesar de la manera requerida, se diluye en traslados inocuos y los de Madelón gozan de nuevas chances para aumentar las cifras, como ese sablazo de Del Blanco rozado en su volada por Muslera para desviarlo por arriba del horizontal. O la volea del ingresado Estigarribia a las manos del uruguayo, en una réplica donde Santi Núñez y González Pirez estaban en Disneylandia.

La sustitución de Alario por Tiago Palacios, a los 69’, dejó ver la cara de pocos amigos del oriental al dirigirse hacia la línea de cal. Domínguez, que se había cambiado su trajecito gris por un conjunto deportivo “Rojo”, daba indicaciones que nadie entendía según lo observado en el campo de juego, pues los suyos continuaban presos de la apatía que emana del banco. Cómo si la relación entre los jugadores y el técnico estuviese rota. El chico Fabricio Pérez relevó a Piovi, a los 87’, sin tiempo ni contexto para mostrarse.

Y el resultado, previsible a partir de una formación inexplicable, sumergió todavía más al Tetra en un presente desesperante, desolador. De esos que no permiten imaginar futuro alguno, porque el equipo no transmite absolutamente nada, no reacciona, e involuciona cada vez más.

Farías, Piovi, Castro, Meza, Alario y Funes Mori fueron pedidos por el Barba y traídos por Angeleri. Las responsabilidades, por ende, son también dirigenciales con el aval de Verón. Del Europincha revolucionario fogoneado por el escurridizo Foster no se hizo ni la mentada asamblea. Acentuando el declive institucional apareció en City Bell la misteriosa garota con ínfulas de emperatriz, y duró lo que un suspiro, mientras el aspecto futbolístico se venía desangrando paso a paso, sin prisas ni pausas.

Ahora, estirar la agonía de quien en la insólita conferencia de prensa se comparó con Guardiola, no tiene ningún sentido.
Salutti
Muslera: 7 Meza: 2 González Pirez: 2 Núñez: 3 Benedetti: 3 Castro: 4 Piovi: 4 Ascacíbar: 3 Palacios: 4 Carrillo: 4 Farías: 2 Arzamendia: 4 Medina: 4 Cetré: 5 Alario: 2

Ciclo abrumado por densa niebla

 Análisis por Marble Arch


Tras una primera etapa apenas aceptable, donde Vélez manejó por mayores lapsos el trámite pero Estudiantes gozó de las mejores chances, el León sacó en el complemento una foto del primer semestre y su rival, sin nada, le ganó por 2 a 0 en una cancha de Independiente con clara superioridad platense en las tribunas.

Un bolón de Tiago Palacios para la entrada al vacío de Meza desembocó en un sablazo del lateral salvado por Marchiori. Guido erró el zurdazo en una jugada enredada dentro del área, y del centro posterior metió un cabezazo a las manos del arquero. Al rato, en un tiro libre cerrado de Palacios, Manyoma la desvió afuera en su afán de peinarla. Mammana le tapó a Palacios un remate bajo luego de un pivoteo aéreo de Carrillo. Y hubo otro tiro libre combado de Tiago al borde de la media luna que el último hombre de una barrera muy adelantada envió a la esquina.

Los de Liniers arrimaban peligro por las bandas, aunque sin efectividad en los envíos al llegar al fondo, y usufructuaron algunos errores de Santi Núñez y Neves en las salidas. No obstante, de la mano de Palacios y Medina, el Pincha merecía irse al descanso en ventaja, pese a la soledad de Carrillo y a la levedad de Manyoma en los duelos individuales.

Durante el entretiempo, un manto de neblina cubrió el estadio rojo, y el partido no debería haberse reanudado. En ese contexto tan extraño, con la visibilidad muy reducida, Vélez interpretó cómo lastimar, mientras su adversario se repetía en infinidad de pases laterales desde su propia cueva para traspasar el eje, y en bochazos largos e imperceptibles por el fenómeno atmosférico, todo lo cual despintaba aquellos contados atisbos de profundidad de los 45' iniciales.

El que madrugaba, bajo la niebla, lo ganaba. Y el Fortín lo hizo a los 51": pérdida insólita con una cesión comprometida al medio, Brian Romero recibe libre a espaldas de Meza, la manda atrás a rastrón y el volante Galván la puntea de atropellada antes del cierre de Facundo Rodríguez.

El Tetra trató de remontar la cuesta, y careció de argumentos. No sé veía un elefante a dos metros, el equipo no reaccionaba y su DT tampoco, porque recién a los 71' introdujo la variante de Cetré por el livianito Manyoma, cuando ya Tiago y Medina, a regañadientes, intentaban en vano encontrar algo de luz en la tiniebla.

Dos o tres envíos del vértice desaprovechados con ejecuciones débiles, desbordes de Meza a ninguna parte, y la creciente confianza velezana por la ventaja conseguida mientras el tiempo corría fueron gestando el segundo, cuando el pincharrata quería y no podía: contragolpe rápido por la derecha, Facundo Rodríguez lo aguanta a Maher Carrizo, el rubio le da mordida y Neves, que venía en retroceso, le pega con una hoja de calcar para servírsela en bandeja a Brian Romero en el punto de penal, regalito que el 9 transforma en gol con un fierrazo inatajable a media altura y pegadito al caño izquierdo de Muslera.

Por cómo venía la mano, el marcador era irremontable. Si no había tenido rebeldía ni ideas para empardarlo. Y desde la cabecera visitante, el arco velezano parecía todavía más lejano, borroso e inalcanzable. Con el asunto cocinado, Castro y Farías reemplazaron a Medina y Palacios.

Afuera de la Copa Argentina, también del Apertura, en la cornisa de los certámenes sudamericanos de 2026, y ahora esta bofetada en inventada Finalísima Internacional para un club que sólo saldrá a flote con un papel dignísimo en la Libertadores o un protagónico en el Clausura. Ambos objetivos necesitan cambios radicales de nombres, pues la derrota no despejó los nubarrones del Ciclo Domínguez, sino que ratificó en la forma y en el fondo.

Mañana, pasado y los días subsiguientes, en las redes y en los medios reclamarán uno o dos centrales, laterales, un jugador desequilibrante en tres cuartos, y un atacante con autonomía para la red. Leí una inteligente reflexión de Juan Andrés Doce en Twitter: "No es falta de jerarquía. No confundamos. Es falta de planteos inteligentes y un manejo cerebral de los recursos. Es falta de autocrítica de los dirigentes y del cuerpo técnico. Y es no tener idea de cómo mejorarlo, o cambiar lo que está mal".

El mes de receso no logró maquillar los graves defectos de funcionamiento. ¿Verón y Alayes aguardarán la eliminación de la Libertadores para poner en práctica un golpe de timón? Tres míseros triunfos en los últimos 17 partidos admiten una única lectura. La involución es notoria.
Salutti
Muslera: 5
Meza: 4
Núñez: 4
Facundo Rodríguez: 6
Benedetti: 5
Medina: 7
Ascacíbar: 5
Neves: 4
Palacios: 7
Manyoma: 5
Carrillo: 6
Cetré: 4